Carmen, nuestra última vendedora ambulante de pescado, nació en Pancar en el año 1934.
Su padre, Gabino Duarte Iglesias natural de Poo, que cada temporada iba a la Tejera, un año no regresó, dejando abandonados a su esposa y a sus cuatro hijos, Vicente, de nueve años, la propia Carmen de siete, otro crío de dos años, que murió al poco tiempo, y Ángel, que acababa de cumplir cinco meses.
Vicente y Carmen no pudieron ir mucho a la escuela, con nueve y siete años hicieron de todo, fueron a la leña, a coger maíz, a escoger habas. Además, recorrían la vía de tren, desde el túnel de Pancar a San Roque del Acebal, recogiendo los trozos de carbón que caían para poder venderlos.
Recordaba Carmen, en una entrevista en “El Oriente de Asturias”, que su abuelo materno tuvo que vender un xatín para comprar cobertores para sus nietos, ya que en invierno pasaban mucho frío.
La madre falleció a los 47 años, y Carmen y sus hermanos nunca dispusieron de las pocas pesetas que costaba coger el tren para visitar a su progenitora en el hospital.
Contrajo matrimonio a los 22 años con Martín Dorado Bustillo y establecieron el hogar familiar en el Cueto, en una pequeña vivienda que solo tenía una habitación. Tuvieron ochos hijos, cuatro varones y cuatro mujeres, pero los chicos murieron al poco de nacer de difteria, sobreviviendo solo las chicas.
Martín era marinero y ella vendedora ambulante de pescado, pero además limpiaba casas, descabezaba bocarte en la fábrica de anchoas “La Llanisca” y también ejercía de lavandera.
Carmen, como todas aquellas esforzadas y ejemplares mujeres, compraban al contado en la Rula, y con los cajas de pescado en la cabeza primero y después en los carrinos, voceaba por las calles: ¡Colean!.
Recordaba nuestra protagonista, en la nombrada entrevista, que la vendedora de pescado que tenía mejor voz del oriente de Asturias fue Chelo “la Pita”; y que cada una de aquellas esforzadas mujeres disponía de su área geográfica. Así, Tina “la Chisca” tomaba el tren a Posada y caminaba hasta Rales, Los Carriles y La Malatería para acabar en Caldueño, a veces tenía suerte y algún tramo del camino lo hacía en el camión de la Sadi. “La Chavala” vendía en Meré y “La Nena de Camará” en Cue y Onís. Milia “La Colilla”, abuela de Pepín del Rosal, en Posada. Amalia Amunárriz pateaba Colombres, Noriega y la Franca. Nueva era territorio de Pilar “La Parrada”. Y ella vendía en Parres, La Pereda, Pancar, la Portilla y Porrúa.
En el año 1970, la familia consiguió una vivienda en el Barrio Bustillo. Martín murió de repente., le dio un infarto en la Casa del Mar y falleció camino del hospital, y Carmen pasó a vivir con su hija Marina, su yerno Ernesto y su nieta. Marina cogió el testigo familiar y estuvo enrolada en un barco, siendo nuestra primera mujer marinera.
Se jubiló a los 71 años y donó el carrín, con el que tantos kilómetros recorrió, al Aula del Mar.
Fuente e Imágenes, “El Oriente de Asturias”
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