La historia va por sus pasos, pensaba mientras, a consecuencia de un hecho que no viene a cuento, me dedicaba a recopilar información sobre la Casa del Cabildo de la Cofradía de los Honrados Mareantes de San Nicolás.
Sabía que la Junta, Asamblea Plenaria o Cabildo era el órgano supremo de aquella Cofradía, aunque no era infrecuente reuniones exclusivas de mayordomos y maestres para adoptar asuntos importantes de la institución, a los que llamaban Cabildos menores.
También, conocía que El Cabildo era convocado por el Mayordomo, bien verbalmente o mediante avisos en la misa dominical, y que celebraba juntas ordinarias y extraordinarias, las cuales eran anunciadas a toque de campana, con obligada asistencia de todos los cofrades no enfermos y presentes en la villa de Llanes y abras, bajo pena de dos a cuatro reales. Y, asimismo, que durante su celebración, los miembros no podían cambiar de lugar, aunque estuvieran de pie, pronunciar palabras deshonestas o airadas, exhibir armas, siendo multados los infractores también con penas pecuniarias.
El siguiente paso en esta historia, era averiguar los lugares de la villa donde se reunía el Cabildo. Y, para ello, acudí al libro “Antiguos Mareantes de Llanes”, el cual, además de incluir la planimetria de la Capilla con su Atrio y el Cabildo, nos dice que en épocas antiguas se constituía en la Iglesia parroquial y más tarde en una bodega. Si bien, a causa de las continuas injerencias del Ayuntamiento se construye hacia 1485, adyacente al atrio de la Capilla de San Nicolás, hoy Capilla de Santa Ana, la casa del Cabildo, con planta baja de 7 metros por 7,50 metros.
En años posteriores, el edificio sufre sucesivas ampliaciones levantándose un piso superior, al parecer en 1721, alcanzando una superficie de 158 metros cuadrados.
Un segundo y largo paso más y llegamos hasta el año 1899, en el que, de conformidad con el Registro de la Propiedad, el representativo local lo adquiere la Sociedad Obrera Instructivo Recreativa de Socorros Mutuos “El Porvenir”, inscribiéndose en el mismo a través de un expediente de dominio, que recoge determinadas condiciones impuestas por el Gremio a favor de los marineros y sus familias.
En otro paso, acudo a “El Oriente de Asturias”, que ha hecho que lleguen hasta nosotros los Estatutos de aquella sociedad, conocida como “El Porvenir”, en los que figura su objeto: “propagar entre la numerosa clase obrera de esta región oriental de Asturias, el alimento intelectual indispensable para las exigencias de la vida moderna, esto es, la instrucción y cultura, que ennoblecen y dignifican al hombre, y proveerla de los auxilios morales y materiales en caso de enfermedad y defunción”
También, a través del semanario, averigüé que ya en poder de aquella sociedad, se realizan obras durante los primeros meses del último año del siglo XIX, entre ellas la instalación de la luz eléctrica. Posteriormente, en el año 1919, se hacen importantes reformas y dos lustros después, se convoca un concurso para la ejecución de más obras, en las que se incluye almendrar la pared exterior contigua al atrio de la capilla de San Nicolás.
En el penúltimo paso, procede saber que fue de aquella sociedad que desarrolló tan importantes labores, y nos consta que siguió su andadura cumpliendo acertadamente sus funciones, aumentando el número de socios y patrimonio. En resumen, continuó próspera y desahogada, y en posesión de bienes propios, tales como el edificio social, obligaciones del Tesoro, acciones del Ferrocarril y del Casino de Llanes. Aunque, en 1936, suspende sus funciones, no llegando a reorganizarse, y pasando sus bienes a ser propiedad del Ayuntamiento de Llanes.
Y el último paso, hasta la fecha, nos lleva a 1976, año en el que el Consistorio llanisco dona el histórico local a la Cruz Roja Española.
No deja de ser reconfortante que la ancestral casa del Cabildo de los Mareantes siempre haya estado en manos de instituciones con fines sociales.
Imágenes, “ Antiguos Mareantes de Llanes”, Valentín Orejas y Archivo de Fernando Suárez Cué
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