Se dedicaron a pescar en el caladero Playa Abascal, aunque sin mucho éxito por las fuertes corrientes de fondo.
A media tarde se dirigieron a tierra, llegando a “El Pozo”, después de las nueve de la noche, con poca luz, bajamar y bastante oleaje. Aprovechando una letía, el patrón decidió entrar pasando con alguna dificultad los rompientes, pero, sin tiempo para virar, llegó una ola a romper contra el costado de babor y después otra y otra, hasta que volcaron.
Desde la Punta del Caballo a la Media Luna y desde San Antón a Entremuelles se veían numerosas personas con farolas, y entre aquella oscuridad, gritos de auxilio y el sonido del oleaje, llegaron nadando cinco marineros, sin conseguirlo Manuel Estrada de sesenta años y Alejandro Amieva de cuarenta, este último padre de siete hijos.
Tres días más tarde, en el teatro, se organizó una función a beneficio de las viudas y huérfanos, contribuyendo a recaudar fondos la Sociedad de Salvamentos de Náufragos, obteniéndose ochocientas treinta y una pesetas con noventa céntimos. (EOA)
Maiche Perela Beaumont
Imagen, Valentín Orejas
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