LA ASTILLA

por

-C: ¿Qué estabas barruntando por ahí afuera?

-F: Estaba acordándome de cuando Santiago Fuentecilla (“Tiago”) hacia las lanchas ahí en la placina delante del taller.

-P: Vaya lanchas guapas hacía, unas cuantas montó a lo largo de toda su carrera profesional como “carpinteru de ribera”.

-C: ¿Vos acordáis de aquel tubo metálico, al que ponía debajo una hoguera y en el que metía las tablas húmedas (tracas), para sí poderles dar forma y construir el casco?

-F: Hombre si me acuerdo, algo así parecido, pero humedeciéndolas y dándoles forma con una plancha “de planchar”, era lo que yo hacía para conformar las tracas en las miniaturas navales que construía.

-T: Buenos días… ¿A qué andáis?

-C: Estábamos hablando de las astillas de la tu lancha.

-T: ¡Para, para un pocu! La mi lancha no tiene astilla ninguna, está perfectamente cuidada, lijada, y no le sale una punta por ningún lado.

-F: No dejes que te provoquen “Nutria”, cuando hablamos de “astillas”, es un concepto que se refiere a la construcción naval, y no a un astillazo, que es el golpe o herida que te puede producir una astilla que salta del maderamen de una lancha a causa de un golpe.

-T: ¿Entonces a que te refieres chachu?

-F: Me refiero a ese ángulo que forma la horizontal con la tangente al casco en la quilla, en su nacimiento, o lo que es lo mismo, la elevación de la cuaderna sobre el plano de quilla, medida a la mitad de la manga sobre la cuaderna maestra.

-T: Pues si que tiene un nombre rebuscado. ¿De dónde lo sacarían?

-F: En el origen del término es en lo que consiste el reto, pues hay muchas y variadas ideas, pero personalmente creo que puede derivarse de la construcción de canoas «monóxilas», las construidas de un tronco de árbol, de manera que, empleando la hachuela para darles forma, las astillas que saltaban, no servían para nada, por lo que eran “astillas muertas”.

-P: Pues entonces hay muchas “astillas muertas”, pues la carena nunca mantiene la misma forma.

-F: Tienes toda la razón, ya que existen dos tipos de formas de cuadernas, en “U” y en “V”. Las formas en “U” son más llenas (panzudas) que las formas en “V” (estilizadas), tendiendo por lo tanto las primeras a producir los “pantocazos” cuando se navega con mal tiempo de proa, con la reducción de velocidad y esfuerzos que la estructura de proa que ello conlleva, por lo que desde el punto de vista de la proyección del fondo de la embarcación, conviene diseñarla con el fondo plano, pues es el más eficiente en su baja resistencia al roce del agua, pero sin embargo éste da lugar a una pobre capacidad de maniobra, por lo que una solución a este problema, por no decir el único y más eficiente, consiste en el diseño de fondos con “astilla muerta variable y creciente” a lo largo de la eslora de la embarcación, con valores que estarán en el margen de 13º y 21º, aumentando progresivamente desde popa a proa.

-R: ¿Y la quilla plana?

-F: Las embarcaciones de gran porte, o sea de grandes buques, constan de una quilla plana, que es aquella cuyo canto superior es el plano de referencia o construcción, y otra vertical.

-R: No entiendo nada.

-F: Mira, no creas que yo tampoco lo entiendo demasiado, pero yo me fijo en que en esos barcos la quilla no se ve, digamos que va por dentro, y no como en las lanchas que por aquí vemos a bajamar, que junto casco lo primero que vemos es la quilla, como base de su construcción. Ya sabes, “la quilla es un madero o tablón, que aguanta el peso de la embarcación”

-C: Pues menuda complicación al ir diseñando la carena con tantísimos valores.

-F: No lo creas, pues los  valores de la “astilla muerta” muy extendidos entre proyectistas navales, son del orden de 12º a 15º en popa hasta los 18º a 23º en proa, que como hemos dicho van aumentado a lo largo de la eslora, hasta acabar en su máximo valor en proa, formando el “tajamar”,  y por lo tanto proporcionando unas óptimas características marineras. Por lo tanto, las pequeñas astilla muertas (poco ángulo) en popa darán lugar a superficies de planeo efectivas, mientras que altas astilla muertas (gran ángulo) en proa, disminuirán las aceleraciones producidas por los impactos de la Mar cuando se navega contra ella,  y mejorarán la maniobrabilidad de la embarcación, logrando además una estabilidad, al poseer una buena resistencia la los movimientos derivados de la navegación, que logran conseguir un barco más cómodo y habitable, ya que el  casco como la parte más determinante de la embarcación, debe ofrecer la mínima resistencia posible al desplazarse por el agua, para que da lugar a que la embarcación alcance la velocidad requerida, adquiera un mejor comportamiento, un  menor consumo, y una habitabilidad más que confortable.

-T: ¡Concho! Si va a resultar que la mi lancha va a parecer un yate de lujo.

-F: No diría yo tanto, pero ten la completa seguridad que ya quisieran muchos de esos yates tener el buen hacer y la marinería que tiene tu lancha, y no digo nombres, pero todos conocemos “deportivas”, aquí en nuestro mismo puerto de Llanes, que son verdaderas “boyas” en la Mar.

-C: Hay que ver los intríngulis que tiene eso de la Arquitectura Naval.

-F: Pues sí, porque las primitivas canoas y lanchas, eran de construcción muy sencilla, y sus aplicaciones llegaban hasta donde llegaban, pero con el paso del tiempo y las exigencias que cada vez se solicitaban a las embarcaciones, que se tuvieron que hacer estudios más exhaustivos, ya que al llegar a nuestros tiempos, teníamos que contar con situaciones extremas.

-R: ¿Cómo cuáles?

-F: Imagínate una embarcación pequeña, por debajo de los 14 m. de eslora. Pues bien, en ese casco importa inclinar bien los pantoques, pues así se aumenta la estabilidad, pues este pequeño pesquero con una Mar torpe puede sacar fuera del agua parte de su carena en cada cabezada, y al caer de nuevo sobre la ola y dar el “machetazo”, si en su construcción tiene una escasa “astilla muerta”, el violento golpe que daría, haría sufrir con mucha importancia el casco, haciéndole sufrir a todo lo largo de su estructura.

-P: Fíjate, y en cambio cuando estás a bordo, solo sientes los balanceos y algún “pantocazo”.

-F: Vale, pero algunas veces… ¿No produce unos ruidos como si se estuviera quejando?

-P: Algunas veces.

-F: Pues ahí lo tienes. Todos los barcos sean chicos o grades, desde el “chinchorru”, al gran “buque tanque”, tienen su alma y se quejan cuando no los tratas bien.

-P: Me dejas la piel de “oriciu”. A ver si va a ser verdad.

-F: Tenlo por seguro manín, que parece mentira en ti.

-R: Bueno que… ¿Lo dejamos?, que con tanta astilla me tienes ya  la cabeza como un “leñu”. ¿Oíste?

-T: Por cierto… ¿Cuándo vamos a hablar de aquello de que “navegó sin timón”?

-F: Cuando queráis, pero con tiempo porque es una historia bastante larga.

-P: Pues mientras si sí, o mientras si no… ¿Marchamos hasta la Barra?

-C: Venga, vamos hasta allá.

Un abrazo, buena Mar y hasta la vista amigos.

Fernando Suárez Cué

 

Foto (1) Astilla muerta de quilla plana en un mercante

Foto (1) Astilla muerta de quilla plana en un mercante

Foto (2) Astilla muerta de una traiña mediterranea

Foto (2) Astilla muerta de una traiña mediterranea

 

Foto (3) Astilla muerta de una merlucera cantábrica

Foto (3) Astilla muerta de una merlucera cantábrica

Foto (4) Astilla muerta de una bonitera cantábrica

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Foto (5) Astilla muerta de un rastrillo catalán

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