El ‘Pedrosa’, buque propiedad de la Compañía Vasco-Cantábrica de Navegación, había sido construido en 1889 en astilleros británicos (no se sabe exactamente en cuales fue), tenía 68,6 metros de eslora y desplazaba 1.105 toneladas de registro bruto.
En la tarde del 14 de abril de 1905, desde la costa de Llanes se pudo ver cómo se aproximadamente un buque de vapor que se encontraba en apuros, era el principio del fin del “Pedrosa”, que viajaba desde Bilbao hacia Avilés, pero que encontrándose con fuerte marejada y viento del Nordeste, una vía de agua en el casco del buque lo acercó peligrosamente a los Palos de Poo, donde desgraciadamente se hundía en la madrugada del 15 de abril, a las 05:30 h.
Desde el puerto llanisco salieron varias embarcaciones para colocarse a su costado hasta bien entrada la noche. También se aproximaron los vapores “Rosario”, procedente de Llanes, y “María”, llegado desde Gijón, consiguiendo con su intervención que la tripulación fuera rescatada en su totalidad, evitando así víctimas mortales
El plan era arrastrar al ‘Pedrosa’ hasta una playa cercana con el fin de recuperar el valioso cargamento de lingotes de cobre, pero su capitán, José Blanchard, se negó.
En los trabajos posteriores de recuperación de la carga, el buzo cántabro José Rodríguez quedaba paralítico, de cintura para abajo, al no efectuar la descompresión después de una inmersión de dos horas.
En esa misma fecha, siete años más tarde y casi a la misma hora, se hundía el ‘Titanic’ en aguas del Atlántico Norte. Por esa coincidencia, al barco se le conoció posteriormente como el “Titanic” asturiano
Es curioso que no se han encontrado relatos directos ni testimonios personales de los supervivientes del hundimiento, ya que la información disponible sobre el suceso se limita a los hechos generales del naufragio y el rescate de la tripulación, pero no incluye memorias, cartas, entrevistas o declaraciones de los marineros que vivieron el incidente.
El pecio del “Pedrosa” es en la actualidad objeto de culto para los buceadores. Se encuentra hundido a 36 metros de profundidad y a 1,5 millas de tierra, y en el fondo marino donde yace el “Pedrosa”, solo permanecen las calderas y algunos restos del navío, los cuales conforman un hábitat para especies marinas como congrios y bogavantes excepción de las calderas, no queda casi nada del buque original, salvo restos desperdigados que dan información sobre la tragedia.
Por este motivo, y con el fin de visitar tan famoso pecio, nuestro amigo Raúl Fernández Ablanedo, a bordo de su embarcación “Cruz de Guía”, sirvió de transporte a un grupo de personas amantes de la Mar, de lo que contiene y esconde llevándolos al preciso punto donde descansa el “Pedrosa”.
Este entusiasta grupo de aventureros subacuáticos estaba compuesto por los siguientes buceadores:
Siso Luarca: “Imágenes y filmaciones”
Marcos Fernández: “Organización y Logística” (“Deportes Pardo”)
Sergio Fernández Chicón: Buzo
Pablo Fernández Chicón: Buzo
Debido a su esfuerzo e interés, estuvieron donde deseaban, y viendo lo que querían.
Un fuerte abrazo, buena Mar y hasta la vista amigos.
Fernando Suárez Cué
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