CHALÉ LAMADRID | LA FORTUNA QUE VINO DEL MAR

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En la calle Pidal, por encargo de Tomás Rodríguez Lamadrid y bajo la dirección del maestro de obras Juan Sordo Mijares, se comenzó a construir en septiembre de 1896 un gran edificio de estilo ecléctico, de tres cuerpos con escalinata a la entrada, vistosa galería en su fachada trasera y en cuyo jardín no falta la delatadora gran palmera.

“El Oriente de Asturias”, recogió, a principios de 1896, la ejecución de los planos de dicho edificio: “El inteligente dibujante y maestro de obras, nuestro amigo don Juan Sordo Mijares, ha dado fin a tres planos que se le encargaron y que hemos tenido el gusto de ver, para otras tantas casas que se proyectan construir en esta Villa e inmediato pueblo de Póo. Una de ellas es un hermoso edificio de tres cuerpos y de elegante estilo que cuenta levantar don Tomás de Lamadrid en la calle Concepción y al Norte de la reciente construida por don Enrique Junco. El área que ocupa es de bastante extensión y muy amplias las habitaciones de que consta, así como la escalinata que aparece a su entrada, vestíbulo y escalera que guardan exacta proporción con el bonito y suntuoso edificio. Bien quisiéramos que nuestro amigo don Tomás diera cuanto antes principio a las obras que tiene en proyecto con tan hermoso edificio cuanto por los jornales que ha de proporcionar a los muchos operarios que hoy se hallan sin trabajo”.

Tomás Rodríguez Lamadrid había contraído matrimonio con una acaudalada dama cubana que se llamaba Dolores Rojas. De dicho matrimonio nacieron tres hijos, Lolita, Alonso y Tomás.

Posteriormente, este edificio fue adquirido, curiosamente sin verlo, desde México, por Ángel Mijares Fernández, ocupando, durante un tiempo, el último piso la hija del anterior propietario, Lolita.
Ángel Mijares, hijo de Juan Mijares Noriega y Serafina Fernández Sordo, había nacido en Cue el 7 de octubre de 1881 y emigrado a México a la edad de 13 años. Allí, comenzó a trabajar en el negocio de un tío suyo, una suerte de Monte de Piedad, donde se despertó su interés por las joyas. En 1907, se casó con la mejicana Asunción Pardo Schiaffini, y de dicho matrimonio nacieron 7 hijas, María Asunción, María Luz, Carlota, Mari Cruz, Nieves, Carmela y Teresa, y un solo hijo llamado igual que su padre, Ángel.

Tras mucho esfuerzo, logró ahorrar para independizarse y se dedicó al diseño, venta y tasación de joyas, siendo muy considerado a nivel mundial en el sector de las perlas, las cuales compraba directamente a los pescadores de Isla de Margarita en Venezuela.

Tras quedarse viudo regresó, con sus hijos, a Llanes.

En la actualidad es un edificio de apartamentos, pero conserva su fisonomía exterior.

Fuentes, “El Oriente de Asturias” , “Sur de la Villa de Llanes” y Censo de emigrantes a América Latina

Imagen, Valentín Orejas

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