EL ALCALDE DEL PASEO DE SAN PEDRO

por

Hoy, si disponen de un ratín, me gustaría que “viajaran” conmigo al siglo XIX, concretamente a 1847.

Ese fue el año en que Estados Unidos tomó la ciudad de México y la reina Isabel II sufrió un atentado. Además, nació Graham Bell, murió Mendelsshon y se editó “Cumbres Borrascosas”. Pero no es mi  intención que se imaginen la bandera de los Estados Unidos ondeando en el Palacio Nacional de la capital azteca, ni las detonaciones al paso de la monarca, y tampoco fantasear sobre un mundo sin teléfono, escuchar “Sueño de una noche de verano” o leer a las hermanas Bronté.

A donde pretendo que me acompañen, sin que esas referencias estén demás para adentrarnos en el momento histórico, es al Llanes de hace 178 años.

De aquellas, el Concejo contaba con más de 15.000 habitantes, exportaba pescado, elaboraba sidra y producía maíz, patatas, nueces y frutos, sobre todo naranjas y manzanas, abundaban los molinos y los bosques poblados de  robles, castaños, nogales, encinas, fresnos, hayas y álamos.

En lo que concierne a la Villa, una pequeña tournée nos permitiría ver que contaba con tres puertas de entrada, parte de la muralla almenada, la torre con foso y puente levadizo, calles empedradas, una plaza, en la que se celebraba el mercado semanal, ayuntamiento, escuela de primeras letras, iglesia parroquial, convento de Agustinas Recoletas, varias capilla y ermitas, entre ellas la del Gremio de los Mareantes y la del Cristo del Camino, puerto, de difícil y peligrosa entrada, y el fuerte llamado “Casa del Rey”, sin artillería como consecuencia de la Guerra de la Independencia.

Desde el año anterior, 1846, presidía  el consistorio D. Francisco Posada Porrero, que consciente de que entre las costumbres del vecindario estaba la afición al paseo, dio prioridad, sobre cualquier otra obra, a la construcción de un paseo público. Una vez que tuvo fijada la idea, le fue muy fácil elegir el lugar para dar recreo a los llaniscos, la conocida como la loma de San Pedro, que por su proximidad a la población y vistas al mar y la montaña no tenía competencia.

El Sr. Posada Porrero, de gustos sencillos y con gran sensibilidad hacia el paisaje, que tanto echamos en falta ahora en los cargos públicos, no se propuso decorar con lujo el paseo, solamente un suelo igual y sentado, la plantación de árboles que dieran sombra, algunos asientos en lugares precisos y un remate que sirviera para jugar a los bolos.

A pesar de la modestia del proyecto, el Ayuntamiento no disponía de recursos, pero el alcalde, antes de renunciar a su sueño, confió en que los hijos del pueblo de  Llanes y su Concejo, secundarían su plan, que arrimarían el hombro, y abrió una suscripción. La petición, al lograr contagiar el entusiasmo y la ilusión,  tuvo una favorable acogida por parte de los llaniscos, tanto de los residentes en España, como en México y Cuba.

Así, en aquel año de 1847 se inauguró el Paseo de San Pedro, nuestro mayor orgullo desde entonces, con vistas al mar desde los castros de Poo hasta la punta de Suances; y hacía tierra, Llanes, como una maqueta escalonada, exhibiendo en primera fila las ruinas del palacio Duque de Estrada, el Cercao, la Torre de la Iglesia y el Torreón y abajo el Sablón. Y detrás de la villa medieval, la villa moderna y modernista, en lo alto la ermita de la Guía, enfrente la Muezca precedida del Soberrón y, como guardando las espaldas, la Sierra del Cuera con el Turbina.

No puedo traerles de vuelta de este viaje al pasado, en el que los he embarcado, sin confiarles que siempre he entendido que la inscripción que recoge el mármol del monumento conmemorativo de inauguración de San Pedro, además de recordarnos la gratitud que se merecen aquellos beneméritos hijos de Llanes que con su esfuerzo hicieron posible el Paseo, nos trasmite a los llaniscos el peso de preservarlo  para las generaciones venideras.

Ya hace tiempo que tengo la creencia de que, debido a la indiferencia de unos y otros, se ha roto esa suerte de cadena de custodia.

Sin duda, los que vendrán detrás nos lo reprocharán.

 

Imagen, Valentín Orejas

SI TE HA GUSTADO, COMPARTE...
Share

0 comentarios

Deja un comentario

  • AÑO 1900, LA ENTRADA DEL PUERTO OBSTRUIDA
        BUCEANDO EN “EL ORIENTE DE ASTURIAS”, AÑO 1900 “Las últimas marejadas han acabado por derribar la obra ejecutada en la Punta del Caballo que avanzaba en dirección a la Osa. La entrada del puerto se halla, por tanto, medio obstruida y hace peligrosa la entrada y salida de […]
  • AÑO 1932, SALIENDO CUANDO TODAVÍA REINA LA NOCHE
    BUCEANDO EN “EL ORIENTE DE ASTURIAS” “Aquella soledad y tristeza del muelle, que daba pinceladas frías al puerto, se ha ido a mejores tierras. Las lanchas ya no pasan horas haciendo gemir los fuertes cabos que las sujetaban a las argollas de hierro, y los marineros tampoco ven correr el […]
  • ¡A NADAR! EVOLUCIÓN DE LAS BALLENAS DE LA TIERRA A LA MAR. 
    Partiendo de la importancia económica y de prestigio que tuvo nuestra Villa en la elaboración, distribución y venta de los productos resultantes de la caza de la ballena, me dio por pensar de dónde vendría ese magnífico animal, maliciándome que  sería difícil de imaginar que las  ballenas, las criaturas más […]
  • ¿SABÉIS LO QUÉ ERA EL CORSO Y CUÁNDO SE ABOLIÓ?
    Al constituirse  los Estados Modernos, hubo la necesidad de poner freno a tantos abusos que cometían los piratas que ocupaban los mares. Así, en el siglo XIV se estableció el Consejo de los Hombres Honrados que tasaban el daño sufrido y autorizaban a los barcos que habían sido víctimas a […]

  • All
  • "Entre las Olas del Olvido: Comercios y Lugares que la marea del cambio se llevó"
  • "LA FORTUNA QUE VINO DEL MAR"
  • Por: Maiche Perela

Share
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad