Después de un duro invierno, la costera del bocarte tenía mucha importancia en la economía de Llanes, pues daba trabajo a muchas familias, y no solo en la pesca sino en otras labores relacionadas con ella, como las fábricas de conservas, salazones y escabeche.
Cuando la Rula, con tres toques de sirena, anunciaba la subasta del bocarte,ya se sabía que al día siguiente empezaba el trabajo en las conserveras, en las que hasta los rapaces eran contratados para descabezar.
El bocarte en la lonja se cotizaba según los granos (unidades) que entraban en un kilo. Los marineros llevaban a la Rula un cesto con la muestra de sus capturas. El rulero pesaba un kilo y procedía a contarlos. La muestra se depositaba hasta que la embarcación terminaba de pesar toda la pesca. Si el comprador durante la descarga tenía duda de que el tamaño del bocarte no se correspondía con el de la muestra, hacía las pesadas que estimara oportuno, siendo tolerable hasta tres granos de diferencia. Si se pasaban de los tres granos, el comprador podía renunciar a la compra.
Imagen, archivo Fernando Suárez Cue
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