De las leyendas de San Nicolás de Bari, como de todas, se encuentran diferentes versiones. Y, entre ellas, rescatamos las siguientes: En cuanto a la razón por la que se le representa con una tinaja en cuyo interior aparecen tres infantes, la mayoría de los relatos coinciden en que tres niños, que andaban perdidos, llegaron a una posada pidiendo ayuda. El posadero los invitó a entrar y acto seguido los sacrificó y los colocó en un tonel con salmuera. Tiempo después, en una desapacible noche, pasó por esa misma posada el propio San Nicolás para descansar y alimentarse. Una vez sentado a la mesa pidió que le sirvieran unas cortadas de carne en salmuera. El posadero se sintió descubierto y huyó despavorido. Seguidamente, el Santo destapó el tonel e hizo salir vivos a los tres niños. En relación a que sea patrón de los marineros, se cuenta que en medio de una tormenta en el mar, unos marineros encontrándose en grave peligro advocaron a San Nicolás, santo de su devoción, y que tras sus plegarias apareció el Santo sobre el barco, bendijo el mar e inmediatamente se calmaron las embravecidas olas. De acuerdo con una tradición de Oriente, los navegantes que surcan el mar Egeo y el Jónico se orientan con una estrella llamada “la estrella de San Nicolás”; y se desean buen viaje diciendo: “ Que San Nicolás lleve tu timón”. Y sobre su transformación en Santa Claus, una de las leyendas relata que un hombre de la localidad de Mira tenía tres hijas en edad de casarse, pero no disponía de medios económicos para dotarlas. El Santo, que quiso hacer caridad sin ser visto, una noche echó por la chimenea de la casa unas monedas de oro, que fueron a caer dentro de las medias que las chicas habían puesto a secar junto a la lumbre. Y de ahí viene que en Navidad a San Nicolás se le represente entrando por las chimeneas cargado de regalos.

Imágenes: Valentín Orejas