BUCEANDO EN “EL ORIENTE DE ASTURIAS” AÑO 1904
“No han desaparecido todavía los pelliques o cencerradas con que las juventudes, y elementos algo más maduros, suelen obsequiar a los viudos que reinciden en el matrimonio. Aunque sabemos que organizadores y organizados de fiestas de tan dudoso gusto, no tardaron en ser víctimas de la misma pena, cumpliéndose aquello de que “quien a hierro mata, a hierro muere”
Noches pasadas hubo en la Portilla una de esas fenomenales cencerradas que dieron algo que hacer a las autoridades del pueblo y a la Guardía Civil y aunque de tal algazara no resultaron otras consecuencias desagradables que el desasosiego de los pacíficos vecinos de aquel pueblo, bueno sería hacer saber a tales gentes que no hay razón para molestar a quienes obren conforme a la ley y a conciencia, casándose lícitamente”.
Imagen, Valentín Orejas
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