A principios de los años 70, José Otero, que hasta entonces trabajaba comprando hortalizas por toda España para una empresa catalana, decide, junto a su esposa Juani Martín, abrir una pastelería en un local conocido como “El Fito”.
En aquel momento, el céntrico bajo se encontraba cerrado, después de haber albergado una tienda de costura dedicada principalmente al arreglo de medias.
Tras la jubilación del matrimonio Otero-Martín, tomaron las riendas del negocio sus tres hijos, Elisa, Alfredo y José, y ya en sus manos el negocio se amplió inaugurando en las Barqueras un nuevo local, que bautizaron como Ortegal. Asimismo, construyeron un obrador en la zona del Cueto, ya que hasta entonces vendían los productos que otros les suministraban.
Más tarde, se animaron con otra apertura, Guirlache, enfrente del Paseo de Posada Herrera. Y finalmente ampliaron el bajo donde empezaron, “El Fito”, con un local colindante.
Una de las señas de esta artesana y ejemplar empresa, a la que se han incorporado, además de Carmen, esposa de Alfredo, la tercera generación de la saga, es su carácter familiar, pues para los Otero es primordial la presencia de alguno de sus miembros en las tres pastelerías.
Aunque todos sus productos son exquisitos, cabe destacar “Las Glorias de Llanes”, “ los milhojas” y “las aldeanas”.
En época navideña, elaboran figuritas de mazapán, turrones y los deliciosos roscones de reyes.
Fuente, “El Oriente de Asturias”
Imágenes, “El Oriente de Asturias” y Valentín Orejas
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