Cuenta la leyenda, según recoge Baltasar Pola en su cuento “Una diosa llanisca”, que el Palo de Poo fue el único bolo que quedó entero de aquella mitológica partida que jugaron Neptuno y Hércules para disputarse los amores de Turbina.
Los demás bolos se hicieron añicos salpicando los campos entre Porrúa y Poo. De la bola, que fue girando como una peonza y agitando las hojas de los árboles, solo se conservó un trozo, el cual los arqueólogos identifican con la peña que conocemos como la Mazuga.
Por si alguien no lo recuerda, en aquella partida, ideada por la diosa del Cuera para conservar intactos a sus pretendientes, venció Ércoles.
Imagen, Valentín Orejas
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