Es indiscutible que el sector pesquero es un gran motor de la economía y el empleo en aquellos lugares donde su presencia es relevante.
Así, por cada puesto de trabajo en un barco se generan 5 en tierra.
Además, interacciona con más del 90% de los sectores económicos, ya que surte de materia prima a toda la cadena de valor; y demanda múltiples productos y servicios de la industria, desde descarga de pescado, conservación, venta en las lonjas, mantenimiento de barcos y la logística de la distribución.
También es un sector estratégico, procurando un alimento sano y saludable; y muy resiliente, como demostró en la pandemia en la que no nos faltó pescado.
A mayor abundamiento, es sostenible, tanto a nivel medioambiental como económico y social, produciendo proteína animal con la menor huella de carbono.
Y por si fuera poco, es un sector súper regulado y que cumple las normas en vigor.
A pesar de lo anterior, el sector pesquero español mengua de manera alarmante.
El descenso fue muy brusco tras la entrada de España en la Unión Europea, pero la tendencia a la baja se mantiene:
-En la actualidad hay censados 8.732 buques, lejos de los 22.000 de hace 35 años.
-En 2017 había 35.600 trabajadores asociados a la mar, en el 2020 no llegaban a 31.000.
-En 5 años la flota pesquera española se redujo un 8%.
Sin obviar que las causas de que el sector pesquero se esté asfixiando son variadas y complejas, una de las que produce más efecto, que pone en peligro la estabilidad económica y social de todo el sector es el recorte de las posibilidades de pesca en aguas comunitarias.
A dichos recortes, que no existen para las flotas pesqueras de países fuera de la Comunidad Europea, asistimos perplejos, así como a la voluntaria dejación de sus responsabilidades por parte de las administraciones públicas y, también, por un conformismo paralizante de los más perjudicados.
Ya solo nos queda preguntarnos: ¿ Será que nuestro sector pesquero no tiene su lobby en esa Economía Comunitaria en la que tanto peso tienen los grupos de presión?
Y ante las siempre descafeinadas medidas del sector, me vienen a la cabeza los contundentes y efectivos actos de los agricultores franceses cortando el tránsito por las carreteras de los suministros alimentarios transeuropeos.
Por último, no puedo dejar de recordar cuando las Cofradías de Pescadores Asturianas y Gallegas se manifestaron en Oviedo clamando contra la desigualdad de las cuotas de la xarda y repartiendo ese pescado entre los ovetenses, en contra de lo que algunos querían, que era regar de xardas el entorno de la Junta del Principado.
Imágenes, Valentín Orejas