BUCEANDO EN “EL PUEBLO” AÑO 1924
“Próximamente a las siete de la tarde de esta actual semana una niña de corta edad, hija del conocido industrial hojalatero don Fructuoso Rodríguez, hallábase enredando por entre las barandillas del puente, por uno de cuyos amplios huecos metió la cabeza, cayendo al Ribero en ocasión de estar la marea baja.
Por un verdadero milagro no chocó su cuerpo contra una enorme piedra que abajo había; pero así y todo la niña, que fue recogida por algunas personas, se produjo varias contusiones que curó el médico forense, Sr. Saro.
Este accidente es de lamentar; más se prevén otros que han de ocasionar alguna dolorosa desgracia, si pronto al mal no se le pone remedio.
Ya en números anteriores hemos llamado la atención de las autoridades sobre el peligro que ofrecen, no solo a los niños, sino también a las personas mayores, las barandillas laterales del puente, sobre todo enfrente a la peluquería del Sr. Rozas, por carecer de los barrotes, que antes servían de salvaguarda a unas y otras.
Porque de no arreglarse se dará el triste caso de que una noche alguien, confiado de que esos barrotes existen, se acercara a recostarse sobre ellos, y al no encontrar apoyo, indudablemente tiene que caer de cabeza a la ría, a estrellarse contra las piedras.
Y para evitar esto no queda más que o poner en las debidas condiciones de seguridad las barandillas, o quitarlas todas, hasta los pies derechos”.
Imagen, “El Oriente de Asturias”
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