LLANES. UNA VOCACIÓN PESQUERA

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A partir de la aplicación de las ordenanzas aprobadas por los Reyes Católicos, reformadas sucesiva y posteriormente en los años de 1492, 1574, y 1608, tuvo enorme e importante desarrollo en la costa cantábrica el que experimentan todas las actividades económicas vinculadas a la Mar y muy, especialmente, la pesca, a partir del siglo XI y especialmente en Llanes durante toda la Edad Media, 

La tendencia que hubo a agrupar a los oficiales que desempeñaban un mismo oficio en torno a entidades profesionales hace aflorar en el litoral los “Gremios de Mareantes”, cuyas Ordenanzas fueron durante siglos (Llanes fue un importante puerto ballenero hasta el siglo XVIII), las que permitieron y ordenaron las salidas a la caza de la ballena de los marineros llaniscos, desplazándose con frecuencia a los caladeros del Gran Sol, en algunas ocasiones asociados con marineros vascos.

  Según expresa el citado “Gremio de Mareantes”,desde el siglo XV, el puerto de Llanes ha tenido una vital importancia para la zona oriental de Asturias gracias al comercio de la sal y la riqueza de sus bancos y caladeros de pesca. El pescado que llegaba a este puerto era destinado a la exportación y comercialización hacia otros puertos del Cantábrico o hacia el interior de la meseta, pues aquí, entre otras infinitas clases para el consumo ordinario, se cogía langosta, centollo, andarica, abadejo, mero, congrio, merluza, atún, besugo, bonito y sardina.

La sardina se escabechaba, en su mayor parte para remitir fuera, en casas del barrio de Las Barqueras, de las cuales todavía se conserva alguna de esas casas donde confeccionaba.

Otro ingreso importante era el resultado de la caza de la ballena, tras la extracción la grasa del cetáceo que igualmente pescaban sus marinos, y que elaboraban, en un principio calderos situados sobre el mismo sable de la playa de “Estacones”, para posteriormente hacerlo en “La casa de la ballena “, que según apunte de Cayetano Rubín de Celis, estaba situada en el barrio de la Moria, y cuya edificación, tenía entrada tanto desde la calle, en su acceso Sur, como directamente desde la playa en su acceso norte.

En la Playa de ‘Estacones’.(Javier Ruisánchez García)

Para estos, para estos y otros menesteres, el puerto de Llanes daba cabida a, entre 17 y 20 lanchas de altura, independientemente de varios pataches y goletas que hacían el comercio de cabotaje. 

Las aguas de Llanes fueron en todos tiempos muy abundantes, tanto en la pesca de bajura, como también en la caza de cetáceos de grandes dimensiones.

Ya traen la captura. (Javier Ruisánchez García)

Hay una relación inserta en la Gaceta oficial de Madrid del 7 de febrero de 1800 (páginas 105 a 107), donde se lee lo siguiente: … 

“Puerto de Llanes en Asturias, 15 de enero de 1800. En el día 10 de este mes vararon en el arenal del abra de San Antonio en la parroquia de Nueva de esta jurisdicción, más de 400 cetáceos de los que según el naturalista francés Georges-Louis Leclerc de Buffon. Conde de Buffon, se conocen por “Souffleurs” o “Marsouins” (en esta costa vulgarmente por “bufandos”), a causa de que bufan reciamente al respirar, arrojando con violencia un gran golpe de agua por un agujero que tienen sobre el hocico.”

Georges-Louis Leclerc de Buffon. Conde de Buffon

 Durante los siglos XVI y XVII, la pesca goza de una inmejorable salud, situándose el puerto de Llanes entre los más importantes del Cantábrico, y convirtiendo a la villa llanisca en el motor económico de la zona. (acordémonos del atractivo que tuvo para piratas y corsarios), ya que “Merced a este trabajo, surgió la riqueza, a cuya influencia se vio aumentar considerablemente el vecindario y la Marina, de tal modo, que en las levas de los años de 1665, 1667 y 1674, y una lista formada en el año 1696 por el Mayordomo de los ingresados por la leva, entraron al servicio de la “Real Armada”, que (aparte de los veinte y dos que ya  estaban), 228 personas que se distribuían  en la siguiente forma: 141 avecindados en la Villa, 49 en Niembro, 14 en Barro, 6 en Celorio, y 18 en el “Valle de San Jorge”.

Atalayero de San Pedro. (Javier Ruisánchez García)

 

El poder de la “Cofradía de Mareantes de San Nicolás”, en el siglo XV, quedó de manifiesto al construir la espaciosa “Casa del Gremio”, donde reunían para celebrar las juntas y tomar sus acuerdos, como fue el levantar, unida a la misma casa, la capilla con su atrio, que (felizmente aún existe), bajo la advocación de Santa Ana, venerándose en la misma su patrono San Nicolás.

En el siglo XVII entra en decadencia la pesca de las ballenas, lo que unido al mal estado del puerto condujeron a la completa decadencia de las actividades marineras.

Laurent Vital, cronista flamenco que narró en 1517 el primer viaje de Carlos de Habsburgo a la Península Ibérica, señala en su crónica las malas condiciones de este puerto: … “Y cuando hace tiempo rudo, entonces es muy peligroso para los barcos entrar en esta villa, y también salir, a causa de las rocas que hay, que apenas si se ven, si no es en bajamar”.

Durante la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX, el sector pesquero vio peligrar este modo de organización laboral y su economía, ante el fuerte ataque que los gobiernos liberalistas y, muy singularmente, por sus postulados fundamentales de la libertad de industria que propinaron en toda Europa contra las agremiaciones profesionales, tuvieron como consecuencia el que los “Gremios de Mareantes y Pescadores” fueran disueltos a mediados del siglo XIX. 

Desde esa época hasta el inicio del período dictatorial se desarrollaron toda una serie de organizaciones sectoriales como las “Mutualidades”, los “Montepíos”, los “Pósitos”, las “Cooperativas”, las “Ligas”, las “Hermandades”, las “Sociedades Marítimas”, los “Sindicatos”, etc. 

En 1943 la Cofradía de Llanes pasa a ser corporación de derecho público, ocupándose de todos los aspectos relacionados con la actividad extractiva: regulando dónde, cómo y cuándo salir a pescar, responsabilizándose de la seguridad en alta Mar, vendiendo el pescado en el puerto, resolviendo los conflictos originados entre los cofrades con motivo de la profesión y, en general, defendiendo los intereses de la comunidad pesquera.

En la actualidad la Cofradía de Pescadores «Santa Ana», presta apoyo administrativo a los pescadores, organizando su trabajo en conexión con la Administración del Principado, y gestionando la venta del pescado a través de la «Rula», uno de los principales centros de venta y distribución de pescado del Oriente asturiano, colocando en el mercado, unos de los principales pescados que entran en la lonja, como son el “pixín” (rape), la pescadilla,  el salmonete, el rodaballo, la “xarda” (caballa) y entre los mariscos destaca el centollo.

Un abrazo, buena Mar y hasta la vista amigos.

Fernando Suárez Cué

Bibliografía:

“Apuntes históricos, genealógicos y bibliográficos de Llanes y sus hombres”.  Manuel García Mijares.

“Entre el mar y las montañas”. José Ignacio Gracia Noriega.

“Asturias y la Mar”.   Jesús Evaristo Casariego.

“Enciclopedia general del mar”.  (Garriga).

“Concejo de Llanes, Siglo XVIII. Antonio Celorio Méndez-Trelles

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