Todos los llaniscos sabemos que en San Antón y a la embocadura del puerto, La Tijerina, como era conocida en Llanes la Sociedad de Salvamentos de Náufragos, en la actualidad sede de la Agrupación Local de Protección Civil, fue la institución más querida de la Villa y que estaba fuertemente ligada a la marinería.
También, conocemos que funcionó durante más de un siglo, que cumplió sobradamente sus objetivos y que prácticamente durante todo su existencia se hacían ejercicios de salvamento de forma periódica, contando con brigadas compuestas por marineros voluntarios de nuestro puerto.
Asimismo, nos han relatado que los salvamentos en los que participó fueron numerosos y algunos estuvieron llenos de dramatismo por la importancia del naufragio y la lucha de los salvadores y víctimas contra el mar.
Es más, tenemos memoria de que, aunque se constituyó para prestar auxilio a las embarcaciones en peligro de naufragar y coadyuvar al salvamento de náufragos, también era un lugar de animadas tertulias de amigos, lectura de periódicos y que premiaba a quienes heroicamente habían participado en algún salvamento.
Y somos muchos los que hemos elucubrado sobre de dónde viene el nombre de La Tijerina:
¿Sería porque se editó un periodiquín que tenía una tijera en su cabecera? ¿Tal vez porque las vigas del tejado tienen forma de tijera?. La mayoría desecha las dos anteriores y se inclina porque en aquellas tertulias se criticaba a todo el mundo y por tanto según la expresión popular “se cortaban trajes”.
Y por si fuera poco lo anterior, bastantes tenemos el recuerdo de que siendo niños mirábamos por el catalejo, que hacía la magia de acercar lo lejano; así como de contemplar el barómetro, que siempre señalaba variable, y de quedarnos ensimismados frente al cuadro del naufragio, que hoy está en la Casa de Cultura, regaló a la sociedad de Don Sinforiano Dosal, el cual representa no a los marineros que huyen, sino a los que acuden en su socorro, escenificando el espíritu de la sociedad.
Sin embargo, yo no supe hasta hace poco que la simpática sociedad disponía de una embarcación que fue bautizada con el nombre de “Villa de Llanes”. Esta lancha no solo se dedicaba a prestar servicios de salvamento sino que se utilizaba para faenas de pesca, e incluso salía a bonito, ya que no era pequeña, tenía 45 pies de eslora.
Seguramente porque aquella embarcación no era rentable y de difícil manejo- la mayoría en aquella época eran movidas a remo- se alquiló al contratista que hacía obras en el puerto, y se hicieron gestiones en Madrid para tratar de conseguir una más moderna.
Tras múltiples peticiones se aprobó la concesión y el nuevo barco de salvamento fue llamado “Marqués de Reinosa”, título que ostentaba el presidente de la Junta Central.
Y, por último, he leído que Cayetano Rubín de Celis contaba que el día del bautizo de la segunda embarcación de la Tijerina se hizo una fiesta que, como madrina, presidió la marquesa de Reinosa, y para su botadura se construyó una rampa que bajaba desde la benemérita institución al agua, y la cual todavía hoy se conserva.
Imagen, Valentín Orejas
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