A pesar de que creamos que el tiempo está loco, su locura tiene unos cuantos factores y procesos básicos que no cambian tanto.
Uno de ellos es el anticiclón de las Azores, un sistema de altas presiones atmosféricas que es clave para el clima de la península Ibérica, modulando también buena parte de la climatología del resto de Europa occidental y la costa este de Estados Unidos.
Hasta ahora, y para explicar esta temporada de máximas temperaturas que estamos sufriendo en toda la península Ibérica, hay diversas opiniones, pero parece ser que una de las más autorizadas y fidedignas, es la investigación que acaba de publicarse en la revista “Nature Geoscience” que ha mostrado de que el “Anticiclón de las Azores” en los inviernos de las últimas décadas, es más grande y más intenso y se está expandiendo geográficamente más allá de sus límites habituales y con mayor frecuencia, a un nivel, sin precedentes en los últimos 1.200 años
En las estaciones de otoño e invierno, el anticiclón de las Azores baja en latitud y permite la entrada de las borrascas del Frente Polar, propias de las zonas templadas, que ocasionan un tiempo lluvioso e inestable, teniendo un gran impacto en el transporte de humedad desde el Atlántico al dirigir los sistemas portadores de lluvia, recobrando su posición más al norte, hacia la primavera, impidiendo por lo tanto la entrada de esas citadas borrascas y proclamando la aparición de un tiempo soleado y seco propio del verano, por lo que podríamos decir, que nuestro anticiclón forma pareja de baile con la depresión de Islandia, un sistema de bajas presiones y fuente de la mayoría de los frentes que llevan la humedad oceánica hasta Europa y, con ella, las lluvias. Los dos fenómenos forman los polos opuestos de la llamada “Oscilación del Atlántico Norte” (NAO, por sus siglas en inglés).
En verano, la pareja se agranda y baila más al norte, cortándole el paso a la humedad. Es lo que le da ese ambiente seco, estable y caluroso al clima ibérico. En invierno, el anticiclón de las Azores se achica ante la depresión de Islandia. Su desplazamiento al sur da vía libre a las borrascas que hacen de nuestra Asturias un sitio tan verde, como también lo son Galicia y Cantabria.
Pero esto está cambiando, porque lo que está ocurriendo ya en estos momentos, es que debido a la intensificación y expansión el anticiclón de las Azores durante los siglos XX y XXI, este ha ido evolucionando durante las últimas décadas, no abandonando su área de influencia sobre la península en invierno, produciendo un desplazamiento de las borrascas hacia los Polos y de la expansión de los anticiclones subtropicales, traduciéndose en un tiempo más soleado y seco durante el invierno, y excesivamente caluroso en verano, con unas consecuencias directas sobre el clima de España y Portugal.
Está intensificación del anticiclón azoriano, está mostrando unas altas presiones que están por encima de las medias registradas en años anteriores, con unas consecuencias directas sobre el clima de España y Portugal, ya que específicamente en los meses de invierno, que es la principal estación en la que la península ibérica recibe la mayor parte de sus precipitaciones, los cambios en el tamaño y la posición de las altas presiones de las Azores durante estos meses tienen un gran impacto en el transporte de humedad desde el Atlántico al dirigir los sistemas portadores de lluvia».
Caroline C. Ummenhofer, oceanógrafa física en la Institución Oceanográfica Woods Hole, donde estudia eventos climáticos extremos y varios de sus colegas usaron diversos modelos climáticos para estimar los inviernos en los que las altas presiones iban más allá de un umbral. Para ello utilizaron los registros almacenados en las estaciones meteorológicas de Lisboa y de las islas Azores, cuyos registros se remontan hasta 1850. Para obtener datos que comprendan años anteriores recurrieron a la información climática que guardan las estalagmitas de una cueva en Portugal y comprobaron que el número de anticiclones no ha dejado de aumentar. «Nuestros análisis muestran que los inviernos con un anticiclón de las Azores especialmente grande coinciden con condiciones inusualmente secas en la península Ibérica durante el invierno. Por el contrario, los frentes de tormentas del Atlántico norte se fortalecen más al norte, con Noruega y el norte de las Islas Británicas experimentando condiciones inusualmente húmedas», detalla Ummenhofer.
En resumen, que algo está cambiando en el anticiclón de las Azores, que le permite ir aumentando su extensión y fortaleciendo su intensidad, teniendo permanentemente bajo su acción la península Ibérica, promoviendo condiciones más secas en la península durante el invierno y haciéndolas más extremas durante el verano.
Científicos como Pablo Ortega, climatólogo y colíder del grupo de predicción climática del “Barcelona Supercomputing Center”, y otros investigadores de la “Agencia Estatal de Meteorología” (AEMET), han podido conocer el trabajo de Ummenhofer, y coinciden con ella en que algo está cambiando en el anticiclón de las Azores y creen que los gases de “efecto invernadero” producen la perfecta situación para una expansión e intensificación del anticiclón de las Azores, , aunque no tienen tan claro su impacto en el cambio climático.
En resumen, que parece que lo que esté ocurriendo con esos aumentos de temperatura, puede ir acrecentándose, intensificándose y yendo a más, si nuestro amigo azoriano, no se retira y vuelve a su tamaño y trabajo al que nos tenía acostumbrados.
Buena Mar y hasta la vista.
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