Los pescadores de bajura no tienen un salario fijo, las ganancias se distribuyen entre todos dependiendo de la pesca capturada.
Antes, estas “partidas” se acostumbraban a hacer en las tabernas, teniendo cada barco su establecimiento preferido.
En Llanes, “Casa Ángel” era uno de los favoritos. Allí, en la pequeña barra, que parecía un puente de barco, se repartía, sin lápiz ni papel, el sueldo, soldada o quiñón.
La mitad era para el armador y el resto se distribuía entre la tripulación, siguiendo una estricto protocolo, primero se repartían los billetes mayores, después los segundos en valor y así hasta que se acababa el dinero.
Imagen, “El Oriente de Asturias”
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