Nos cuenta Demetrio Pola, en un artículo de “El Oriente de Asturias”, que Pepe Herrero, hermano de Saturno Herrero, nuestro héroe de la batalla de El Callao, era el verdadero prototipo de lobo de mar.
Alto, musculoso, de ancho tórax, de fuerza hercúlea, tostado por el sol y las brisas marinas. También, el que más acertaba en predecir el tiempo, y el que mejor conocía las marcas, siendo raro que la lancha que patroneba no viniera cargada de meros y congrios.
Sorprendido una vez por una galerna hizo su entrada en San Vicente de la Barquera defendiendo la lancha desde la popa con su espalda para que las olas no la inundaran.
Sabemos, gracias al nombrado autor, que la mujer de nuestro protagonista se llamaba Bernarda, y que tenía un perro muy inteligente que lo acompaña siempre a la mar y que respondía al nombre de “Chúquili”, el cual murió en una reyerta.
Asimismo, aunque era un bravo marino que afrontaba los peligros con gran serenidad y su tripulación tenía en él una confianza plena, no podía evitar ser muy supersticioso, y en ocasiones, sin que nadie pudiera persuadirlo de lo contrario, se negaba a salir a la mar convencido de que seguro que su lancha naufragaría.
Imagen, Baltasar Cue (Archivo Fernando Suárez Cue)
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