Manuel Vega Trápaga, natural de Roiz, Cantabria, abrió a orillas del río Carrocedo, junto a “El Campanu”, el restaurante “La Cueva”.
Siendo solo un niño se había trasladado a vivir a Llanes, donde destinaron a su padre, que era ferroviario.
A los 15 años comenzó a trabajar como camarero en el “Pinín”, y más tarde en “Casa Ángel”. Después, ya como cocinero se empleó en Santander, y regresó unos años más tarde para realizar esas mismas labores en el Hotel Montemar.
En el año 1971, inauguró su propio negocio, el restaurante “La Cueva”, cuya gestión compaginó, desde 1988, con su empleo de cocinero del Colegio Público Peña Tú. Más tarde, también fue responsable de los fogones de la Residencia de Ancianos.
En 2009, cogió el relevo su hijo, el cocinero profesional Manuel Vega Pando, que compatibilizó la gestión del mítico restaurante, en el que era famosa su ventresca de bonito, con la Presidencia de Allares. Desde dicha asociación planteó una difícil batalla, que no era otra que la desestacionalización del turismo
Unos años más tarde, Manuel, junto a su esposa Ana Luisa González, trasladó “La Cueva” a un local de la calle Marques de Canillejas.
Desgraciadamente, el joven cocinero y brillante emprendedor falleció el 21 de marzo de 2012, contaba con 38 años de edad.
Fuente, “El Oriente de Asturias”
Imágenes, “El Oriente de Asturias” y Valentín Orejas
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