BUCEANDO EN “EL ORIENTE DE ASTURIAS” | AÑO 1972
“El pasado lunes, 25 de enero, fue escenario Ribadesella de un luctuoso suceso, ya que en dicho puerto y a la entrada del mismo, perecieron don José Manuel Llaca Gutiérrez, patrón de la embarcación “los aldeanos”, y su hijo Fernando, quienes regresaban en dicha lancha con otro hijo, José Manuel, de la pesca del besugo.
Debido al fuerte temporal reinante la embarcación volcó, falleciendo los dos citados, mientras que José Manuel logró salvarse, tirándose al agua y siendo recogido por una persona que pasaba por allí y se arrojó a las aguas para sacarle con exposición de su propia vida.
El cadáver del señor Llaca Gutiérrez fue recogido por una embarcación, mientras que el de su hijo no ha podido ser hallado.
El entierro ha constituido una impresionante manifestación popular de duelo, en el que estuvo presente toda la gran familia marinera de la zona, siendo presidido por las siguientes autoridades: Ilmo. Comandante Militar de Marina, de Gijón, Ayudantes Militares de Lastres, Ribadesella y Llanes, Secretario del Sindicato Provincial de Pesca, Delegado Provincial del Instituto Social de la Marina, los Patrones Mayores y Secretarios de las Cofradías de Ribadesella, Lastres y Llanes, con sus Juntas Rectoras y una nutrida representación de las citadas Cofradías.
Enviamos a los familiares de los fallecidos nuestra más sincera expresión de condolencias”.
Imagen, Valentín Orejas
Manuel Llaca
En ese accidente falleció mi abuelo, mi tío, y sobrevivió mi padre. Mi padre está a punto de cumplir 75 años, y sé muchas cosas porque él me las ha contado. Por ello quiero puntualizar algunas cosas sobre la crónica de «El Oriente de Asturias» que no son ciertas. En primer lugar, no hubo «héroe salvavidas» que se lanzara a rescatar como cuenta el relato. Cualquiera que se hubiera tirado allí, no hubiera salido, y menos aún un 24 de enero, en pleno invierno. Mi padre fue rescatado cuando se pudo agarrar a una de las cuerdas lanzadas desde el muelle, después de rechazar varias cuerdas porque no quería salir sin intentar ayudar a su padre y hermano, y se mantuvo en el agua alrededor de 1 hora, aproximadamente. Solo subió cuando ya fue evidente que no se podía hacer nada por ellos, y pudo ser izado por la gente que tiró de la cuerda desde el propio puerto. Todavía hace poco mi padre me dijo que cada crónica publicada en los diferentes periódicos contó una historia diferente, pero ningún periódico contó lo que realmente pasó. Aparte, mi abuelo tenía en Niembro a medias con un cuñado suyo una langostera que se llamaba «Los Aldeanos», pero después se quedó con ella y pasó a llamarse «Los Llacas». Unos años después compró un barco matrícula de Bilbao con 15 metros de eslora y 18 toneladas de desplazamiento. Ese barco se llamaba «San Esteban» y fue rebautizado como «Los Llacas», y fue el barco de la tragedia que se cuenta. Es decir, ese barco se llamaba «Los Llacas», no «Los Aldeanos». Sí es cierto que el cuerpo de mi abuelo fue localizado rápido, recogido por otra embarcación, y llevado al puerto de Lastres. Tenía 50 años. Y también es cierto que mi tío, en el momento de la crónica, no había aparecido. Apareció 11 días después de la tragedia en la playa de Ribadesella. Tenía 16 años. Hay otra cosa que ninguna crónica va a contar, efectivamente, que fue terriblemente lamentable. Después del accidente mi padre tuvo que pasar un proceso de Consejo de Guerra durante 3 meses por ese accidente, un proceso de 300 y pico páginas que al final, en la última página, puso «sin responsabilidad». Cosas sin sentido, más aún habiendo cientos de testigos que vieron aquello en directo. También se difundieron algunas cosas que quedaron como verdades que no lo fueron. Por ejemplo, que solo se salvó el que no sabía nadar. Es falso, completamente falso. Los tres sabían nadar, y mi padre sabía nadar perfectamente, incluso de espaldas, eso lo vi yo de crio en la Playa de la Huelga, pero me lo confirma mi padre que así era. Saber nadar no servía para nada en aquel temporal. La diferencia es que mi padre fue el último en caer de la cubierta, y cuando volcó el barco y quedó bajo la cubierta, al salir, salió por el lado bueno, sin saberlo, el lado entre el casco y el muro del puerto, que le protegió (entre comillas) del temporal. Ni el más experto nadador se hubiera salvado al estar expuesto al mar abierto. Cuando salió debajo del agua con el casco volcado, se agarró a la quilla, y un golpe de mar le dio tan fuerte que pensaba que le arrancaba los brazos, así tal cual me lo contó. Después corrió por la quilla y se fue a meter donde la hélice agarrado al protector de la hélice y el timón, pero el motor estaba en marcha y la hélice girando, y justo se paró cuando venía otro golpe de mar muy fuerte. Y se pudo resguardar ahí hasta que pasado un tiempo que se negó a ser rescatado buscando a ver si podía ayudar a su padre y hermano, pudo salir.
Guillermo Fernández Buergo
El 29 de noviembre de 2012, en un diario regional asturiano, José Manuel Martino, marinero riosellano que ya estaba jubilado, recordó que en aquel incidente marino de la familia Llaca fue él quien sacó del agua el cuerpo del padre y lo hizo desde su barco llamado «Amanecer», añadiendo que tuvo que trasladarlo a Lastres. El cadáver de otro hijo fue encontrado en la Punta’l Pozu. Y el hijo que logró salvarse lo hizo agarrándose a la lancha y subiendo por una escalera del fondo de la barra. Así lo cuenta un marinero que estaba allí y que colaboró en el rescate. Fue testigo presencial y su versión no está contaminada por emociones propias de familiares y amigos. Añadir, finalmente, que aquel día la temperatura del agua era de 11,8 grados. Saludos y gracias a la Cofradía por acercarnos estas incidencias a lo largo de la historia. Y recomendaría que no se efectúen disparos sobre el pianista.
Nuevamente, he vuelto a hablar con mi padre, y una vez explicado aquí las versiones de dos «testigos directos», uno identificado, y otro no. Voy a poner nuevas correcciones. La primera para la nota del Oriente de Asturias que se publica en esta entrada, el accidente fue el lunes, 24 de enero de 1972, no el lunes 25 de enero, que simplemente mirando el calendario se puede comprobar que el 25 de enero fue martes. Mi padre me ha dicho que el barco que recogió a su padre y trasladó el cuerpo a Lastres se llamaba «Hermanos Arbidel». El nombre «Amanecer» fue un cambio de nombre de la embarcación posterior al accidente. Mi padre jamás subió por ninguna escalera al muelle. A mi padre le lanzaron desde el muelle varios cabos, los primeros los rechazó intentando ver a su padre y hermano desde donde estaba. Cogió el último, y con el ímpetu de un montón de gente tirando del cabo, con el afán de ayudar y salvar al naufrago, claro ésta, y con las mejores intenciones del mundo, le llevaron contra las rocas, y tuvo que poner ambos pies que chocaron contra el muro, para no dar de cabeza. Después, quedó tendido sobre una especie de rampa, y SUBIÓ CAMINANDO, por su propio pie, esa rampa. Nunca subió ninguna escalera. Además, estuvo un tiempo largo dolorido en ambas piernas por el golpe contra el muro. Esto lo dice quién lo vivió, cada testigo pudo ver lo que pudo ver, y el resto fue un poco, como el juego del «teléfono escacharrado». Todavía mi padre se asombra cuando muchos «testigos» afirmaron que no sabía nadar, alguien que estuvo 2 años en el ejército de la marina, y estuvo en el curso de la brigada de buceadores del ejército antes del accidente. Y que llevaba a sus hijos encima de su barriga cuando éramos pequeños mientras nadaba de espalda en la Playa de la Huelga. Más se asombra con la invención del «superhombre» que se tiró al agua. Allí no se tiró nadie porque iba a correr muy mala suerte. Y hoy mismo me ha añadido lo siguiente: «tres periódicos en Asturias publicaron crónica del asunto, los tres escribieron cosas diferentes, y ninguno dijo la verdad», esto me ha dicho hoy mismo. Añadió que en ningún momento ningún redactor ni periódico se pusieron en contacto con él para saber sobre la historia. A saber que fuentes buscaron, todo fue de «oídas» e «historias» de gente, algunas con atino y otras (y no pocas) inventadas. Al pianista no hay que matarlo, no soy violento, pero como mínimo hay que despedirlo. Y esto NO son historias de familiares y amigos, es la historia de mi padre, que es quien habla a través de mí, único superviviente de la tragedia. Para terminar, con 11,8 grados de temperatura del agua, el cuerpo sufrirá hipotermia en menos de una hora, y en un máximo de 7 horas (que puede ser en 3 horas) producirá un fallo cardiaco si no se pone remedio. Por dar más información al asunto.