No es mala noticia que en la nueva Comisión Europea habrá un comisario de Pesca y Océanos, sin incluir Medioambiente, ya que aquella mezcla de carteras hizo perder, además de la imparcialidad, la perspectiva de que la pesca es una actividad económica.
Hace tiempo, y sobre manera siendo comisario de Medioambiente, Océanos y Pesca el lituano Virginijus Sinkevicius, que se se tiene la sensación de que la PPC tiene como objetivo erradicar el sector pesquero. A pocos se les escapa que se ha fomentado contra la pesca la mala prensa, la cual fue calando en esa parte de la sociedad inerme ante discursos más proclives a la soflama que al análisis, llegando casi a demonizarla.
Los pescadores reivindican una reforma de la Política Pesquera Común que solucione los graves problemas del sector, como relevo generacional, eficiencia energética, su propia competividad…..Además de que se simplifique la burocracia y que las normas se hagan “con y no en contra” del sector. Y, también, que los responsables pisen los puertos y escuchen a sus gentes.
Es prioritario acabar con esa política que propició la sobrecarga regulatoria que nos ha obligado a importar el 70% del pescado que consumimos, desterrando el objetivo de la soberanía alimentaria. No es de recibo que dependamos de fuera de lo más sano que podemos llevarnos a la boca. Se nos ha olvidado pronto que dependimos hace cuatro años de unas simples mascarillas que no éramos capaces de producir.
Hay que valorar que la UE tiene una flota de 70.110 pesqueros, siendo España la primera potencia con 8.569 barcos, 31.000 empleos directos y 150.000 indirectos. Y que las capturas españolas suponen el 22% de la pesca comunitaria y generan 2.000 millones de euros en primera venta y un valor agregado de 10.000 millones.
Ya es hora, esperemos que no sea tarde, de resituar al pescado en el lugar que le corresponde como la mejor y la más sostenible entre todas las fuentes de proteínas conocidas.
Imagen, Valentín Orejas
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