Corriendo el año 1887, “El Oriente de Asturias” insistía en que el cementerio de Llanes, conocido como de “Los Estacones”, contiguo al Sablón, que por entonces se llamaba la Playa de Estacones, era un peligro, y podía ser todavía de mayor riesgo si se presentaba una epidemia, ya que no estaba situado a conveniente distancia de la población.
Debido a ese grave riesgo, el semanario solicitaba que el Camposanto fuera trasladado a un lugar más lejano, fijando como mínimo una distancia de 1.500 metros de la villa.
El lugar que se proponía para el establecimiento del nuevo cementerio era la Vega de Toró.
Y se abogaba por convertir el antiguo Camposanto en un jardín, y por la dotación de un carruaje o coche fúnebre.
Afortunadamente, no prosperó la Vega de Toró como cementerio.
Fuente e imagen, “El Oriente de Asturias”
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