En el siglo XVI la prosperidad y la riqueza de la villa era pujante, sobre todo por la intensidad del comercio, que se manifiesta en las licencias de importación.
En el año 1585 entraron en el puerto de Llanes 417 barricas de vino de Burdeos y de Andalucía, aunque con una importante supremacía del francés. Estos vinos no solo los consumían los nobles, también el pueblo en las tabernas y establecimientos públicos.
Aquel notorio movimiento comercial del puerto obedecía al privilegio de que gozaba y que obligaba a pasar por él cuanto se exportaba o importada en la región, pues para embarcar o desembarcar en Santiuste, Niembro o Cabo la Mar se necesitaba autorización de Llanes. Si se lograba, había que trasbordar las mercancías en nuestro puerto.
Maiche Perela Beaumont
Imagen, “El Oriente de Asturias”
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