La Moría, además de haber sido hogar de marineros, lo fue de personas que se distinguieron en otros oficios, incluso en una de sus casas nació y vivió un gran deportista, que destacaba sobre todo en la natación. Se llamaba Cayetano Sobrino Mier y había había venido al mundo a finales del siglo XIX.
Se licenció en Ciencias y fue profesor en la Universidad.
Pero a lo que íbamos, Cayetano, en un buen día del mes de agosto de 1920, llegó a las 11 de la mañana a la playa del Sablón enfundado en un somero bañador y bien untado de grasa.
Salió nadando rumbo al Este acompañado de una barquilla en la que remaba un rapaz que llevada un termo con café muy azucarado.
Rebasó la punta del Guruñu, la Osa, Puerto Chico, Toró, Portiello, Antilles y la playa de Ballota. Y tras rodear el castro de dicha playa, tomó rumbo al Oeste, regresando al Sablón a las cuatro de la tarde.
En total, más de cuatro millas y cinco horas nadando.
Al llegar a la playa de partida, donde le esperaban amigos y muchas personas que le habían visto salir, se tumbó un momento en la arena, cansado pero sin síntomas de agotamiento.
Desgraciadamente, Cayetano no se pudo hacer notar en el deporte español, ya que en el Riff, a donde había acudido formando parte del Regimiento del Príncipe, contrajo fiebres palúdicas que le marcaron de por vida.
Fuente, “El Oriente de Asturias”
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