Los indianos dejaron huella en su tierra en forma de casas, asilos, hospitales, iglesias, puentes, carreteras, escuelas, lavaderos, fuentes, traídas de agua, y también abriendo negocios, como hoteles, tiendas, comercios.., que trajeron prosperidad y mejoras.
Entre los indianos emprendedores en Llanes, nos encontramos con Aurelio Ruisánchez, que había nacido en Piñeres de Pría en 1887 y cursado sus primeros estudios en el colegio de Santa María de Cardoso.
A los 13 años emigró a Cuba, y en la capital de dicha isla comenzó a trabajar en una tabaquería y luego en una tienda de ropas y telas, hasta que pudo independizarse y con un compañero de trabajo formó una sociedad en la ciudad cubana de Sagua la Grande dedicada a la confección de ropa. Años después, y esta vez en compañía de su hermano Ramón, emigrante en Estados Unidos, fundó “La moda parisién”, negocio con el que tuvieron mucho éxito.
En un viaje de vuelta a Cuba conoció a Julia Blanco, natural de Orense, con la que contrajo matrimonio en la Habana y tuvo tres hijos, Julio, Rodobaldo y Mercedes.
Al ser muy afectados por la Crisis del 29, los dos hermanos Ruisánchez, regresaron definitivamente a España al año siguiente.
Aurelio, gran enamorado de la tierra que le vio nacer y desoyendo los consejos para que se estableciera en Madrid, instaló una sastrería y camisería en un local del edificio número 7 de la calle Nemesio Sobrino.
Se inauguró en noviembre de 1934 y su publicidad en “El Oriente de Asturias” fue esta:
“Mañana abre sus puertas la sastrería y camisería Ruisánchez. Esta casa se dedicará a toda clase de confecciones, así como artículos en general para caballeros. La dirección está a cargo del competente maestro, sastre y camisero, Ruisánchez, que es un garantía para todo el que quiera vestir bien. Se hacen trajes a medida desde 75 pesetas en adelante. Se venden cortes y también se admiten para hacer, a precios económicos. No lo olviden, para vestir bien sin gastar mucho, la Casa de Ruisánchez en Llanes.
La Guerra Civil desbarató en parte sus proyectos, y para colmo de males le incautaron el comercio durante un largo año.
No obstante, gracias a su trabajo y honestidad, su negocio siguió adelante, pasando a sus hijos Julio y Mercedes, y definitivamente a Julio y su esposa Gumer García Falcó, que lo cerraron en el año 2006, tras 72 años de servicio al público llanisco.
Fuente, “El Oriente de Asturias”
Imágenes, Valentín Orejas y “El Oriente de Asturias”
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