En los tiempos en que no se podían prever las marejadas, era “el pan nuestro de cada día” la entrada en el puerto de lanchas en apuros.
Sirva de ejemplo, afortunadamente sin víctimas, el siguiente suceso.
En las primeras horas de un miércoles del mes abril del año 1935, salieron del puerto de Llanes, en una lanchilla de remo, tres marineros llaniscos: Vicente Blanco, Casimiro García y Eduardo de la Cruz.
Zarparon con buena mar, pero a las dos horas de haber empezado a faenar, se levantó una fuerte marejada que los obligó a tomar rumbo al puerto, al que tardaron en llegar, debido a que el fuerte oleaje no les permitía avanzar.
Con mucho esfuerzo llegaron a la barra y cuando se disponían a enfocar la boca del puerto, una ola envolvió la frágil embarcación haciéndola zozobrar y arrastrando a sus ocupantes que fueron envueltos por la corriente.
Milagrosamente, ganaron a nado las rocas, logrando salvar la vida, pero con gran susto.
Fuente, “El Oriente de Asturias”
Imagen, Valentín Orejas
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