En el puerto de Nuadibú, la segunda ciudad más grande de Mauritania, A su alrededor, miles de barcas azules y blancas se balancean en el agua mientras los trabajadores del muelle cargan las embarcaciones con motores, combustible y provisiones. Decenas de hombres transportan al muelle sacos llenos de pulpos recién capturados y el hedor de pescado podrido flota en el aire.
En la costa occidental africana están algunos de los caladeros más abundantes del mundo. Aguas frías y ricas en nutrientes brotan de las profundidades, fertilizan las aguas superficiales y crean las condiciones perfectas para la vida marina y una pesca rentable. En la exclusiva zona económica de Mauritania se pescan comercialmente 200 especies, desde el pulpo común hasta el besugo, pasando por los crustáceos.
Mauritania alberga la mayor pesquería artesanal de pulpo del mundo: unos 50.000 pescadores con una flota de 7.500 embarcaciones se dedican a su captura.
El pescador Atigh Boucavar, de 48 años, se apoya exhausto contra una pila de trampas para pulpos. Él y su tripulación, de seis personas, pasan a menudo hasta 20 días en la Mar y ganan algo menos de cinco euros por kilo, un pequeño beneficio que se reparten entre ellos. Pero, hoy en día, suelen regresar con las manos vacías. La competencia es dura. “Es un trabajo peligroso, pero no tengo elección, tengo que salir al mar para sobrevivir”, explica.
En Mauritania, la pesca se ha convertido en la segunda industria del país (después de la extracción de mineral de hierro), se expiden licencias de pesca a gigantescos arrastreros de China, Rusia, Ucrania, Turquía y Europa, entre ellos España. Pescan principalmente sardinas pequeñas, transformadas en harina de pescado para alimentación animal. Según el acuerdo de pesca alcanzado en 2022, 86 buques de la Unión Europea tienen licencia para capturar 290.000 toneladas de pescado al año en aguas mauritanas hasta 2028.
Los barcos españoles, japoneses y chinos dominaban la pesquería del pulpo hasta 2012, a menudo pescando de forma destructiva con redes de arrastre de fondo, Desde entonces, el Gobierno mauritano ha puesto en marcha una política para favorecer la producción autóctona, por la que solo se permite pescar pulpo a empresas mauritanas. Aunque los barcos locales no cuentan con una tecnología muy avanzada, esto no está evitando la sobrepesca. Según la ·Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), las capturas anuales del pulpo común en Mauritania superan en un 49% la cantidad que se considera sostenible.
Por ser rentable y fácil de capturar, en Nuabidú (una localidad de 140.000 habitantes), hay más de 50 plantas procesadoras de pulpo. La mayor parte del pulpo que se come en Europa procede de África Occidental, entre las que Nuadibú exporta anualmente unas 30.000 toneladas, principalmente a España y Japón.
“Por su valor de mercado y porque es muy fácil de capturar, el “octopus vulgaris” es una especie económicamente muy rentable”, señala Babana Yayha Emhamed,, “Inspector general del Ministerio de Pesca, diciendo que… “Desgraciadamente, llevamos varios años, incluso décadas, notando que la población disminuye”, y preocupado porque demasiada gente depende de las capturas: “Hay un hambre enorme de este recurso”, afirma.
En 2021, el sector ya alcanzaba en Mauritania un valor de cerca de 300 millones de euros, mucho dinero en un país tan pobre. La competencia entre los pescadores es feroz. “Los peces se comen unos a otros, y los pescadores también”, asegura el inspector: “Está el gran importador que compra el producto e intenta manipular a los productores mauritanos. Los productores manipulan a los intermediarios, que a su vez manipulan a los pescadores artesanales. Cada uno es esclavo del otro”, explica.
Es un manjar codiciado: ya sea a la parrilla, en un “poke”, como tapa o “sushi”, el pulpo es cada vez más popular en todo el mundo. Su sabor único ha hecho que la captura mundial se haya multiplicado por 10, hasta cerca de las 380.000 toneladas entre 1950 y 2018. Dado este aumento de la demanda, la cuestión es cómo gestionar los recursos de forma sostenible.
Un cooperante japonés fue quien puso en marcha la pesquería de pulpo en esta nación de África Occidental. Masaaki Nakamura viajó por primera vez a Mauritania en 1976, en representación de la “Agencia Japonesa de Cooperación Internacional”.
Uno de sus primeros retos fue encontrar pescadores. En 1981, solo había 1.800 pescadores artesanales en todo el país. Nakamura empezó con 10 pescadores y se propuso construir una industria mauritana sindicalizada y completa. Les enseñó el método tradicional japonés de utilizar vasijas de barro para pescar pulpos. Una empresa japonesa compraba las capturas. Nakamura ve ahora el lado oscuro del rápido desarrollo de la pesca en Mauritania. “China tiene una enorme flota de centenares de arrastreros frente a las costas de África Occidental, y están robando todos los recursos”, afirma, y remacha: “Debemos actuar ya”.
Atigh Boucavar mira hacia el horizonte, donde en medio de la bruma se dibuja la silueta de gigantescos arrastreros y pesqueros de empresas extranjeras. “Los que salimos perdiendo somos nosotros, los pescadores”.
Las capturas anuales del pulpo común en Mauritania superan en un 49% la cantidad que se considera sostenible, según la FAO.
Beyah Meissa, biólogo marino del “Instituto Mauritano de Investigación Oceanográfica y Pesquera”, explica por qué los pulpos son importantes para la biodiversidad, pues… “como depredadores, cazan cangrejos, mejillones, moluscos y peces. Estos animales evitan la superpoblación de la cadena alimentaria y mantienen el equilibrio del ecosistema marino”.
El biólogo marino está preocupado: “La población está efectivamente sobreexplotada”. Las amenazas son diversas: hay más embarcaciones nuevas, la pesca industrial se ha extendido a las zonas costeras y ahora hay una captura intensiva de caracolas, principal fuente de alimento de los pulpos, para el mercado chino. A esto se añaden los efectos del cambio climático, como el aumento de la temperatura del agua.
Para limitar los daños, el Gobierno mauritano ha tomado varias medidas de protección para detener el saqueo de las poblaciones de pulpo, como establecer una cuota de capturas y zonas de protección. Durante la época de desove, se prohíbe directamente su captura.
La Guardia Costera vigila la zona de más de 200 millas náuticas, utilizando la última tecnología en satélites y radares, barcos de vigilancia y patrulleras, “Parque Nacional del Banco de Arguin”, la mayor reserva costera de África, al sur de Nuadibú. El parque es una zona de cría de pulpos y un área de invernada para más de dos millones de aves migratorias procedentes del norte. Pero la pesca ilegal está aumentando allí. Los guardacostas no disponen de recursos suficientes para vigilar toda la pesquería.
“Los pescadores siempre se las arreglan para burlar la ley; así es la pesca en cualquier parte del mundo. Al igual que con la trata de seres humanos, las drogas o el contrabando, hay mucho dinero en juego”, afirma Meissa, tal y como también lo aseguran productores ghaneses de harina de pescado y exportadores europeos de pulpo cuando afirman que… “Aquí puedes hacerte rico, rápida y fácilmente”
De seguir así, y no se conciencian tal y como han hecho hace tiempo nuestros pescadores, que entre otras cosas conocen perfectamente que la pesca de arrastre nunca es selectiva…
Un abrazo, buena Mar y hasta la vista amigos.
Fernando Suárez Cué
Fuente: “Fonds Bijzondere Journalistieke Projecten” (Fondo para Proyectos Especiales de Periodismo) y el “Centro Pulitzer”.

Foto (1) Cayucos pulperas en el puerto de Nuadibú, (Mauritania)

Foto (2) Pescador de pulpo en el puerto de Nuadibú, (Mauritania, en agosto de 2023)

Foto (3) En cualquier playa mauritana estan presentes y preparados los cayucos pulperos

Foto (4) Buque pulpero faenando al arrastre

Foto (5) Faenando al arrastre