Hace pocos días, callejeando por Trujillo, mientras nos deshacíamos en halagos de esta localidad de Cáceres en la que nació Pizarro y donde sus numerosas torres se recortan contra el cielo, nos llamó la atención una placa que decía: “calle de la Virgen de la Guía”.
Nos faltó tiempo para adentrarnos en la misma y se nos fueron los ojos a una suerte de altar callejero, a una capilla abierta por la que se accede a través de una diminuta puerta, a la cual se llega por una escalerina, de cinco peldaños, que sube a un primer piso que muestra, entre velas y flores frescas, una imagen de piedra de la Virgen de la Guía muy erosionada.
Emocionados, como no podía ser menos ante tal hallazgo, seguimos el muro exterior que amparaba la capillina y llegamos a la fachada de una Iglesia, la de San Francisco, la cual en la zona del ábside alberga la imagen de esa Virgen que tanto se venera en Llanes.
Dicho templo, que ocupa una parte del solar de la última mezquita aljama que tuvo Trujillo, fue levantada por los franciscanos durante el reinado de Isabel I de Castilla, y en ella está enterrada la familia Pizarro: Hernando y su esposa- y al mismo tiempo sobrina- Francisca Pizarro Yupanqui.
Al estar cerrada no pudimos visitarla, pero si observamos con detalle su fachada, en la que, además de una hornacina con la imagen del santo bajo cuya advocación está, se encuentran un escudo de la ciudad y el blasón de Carlos V orlado por el Toisón de Oro y flaqueado por las columnas de Hércules.
Volviendo a la capillina de la Virgen de Guía, bajo ella se exhibe una placa del Ayuntamiento de Trujillo que reza:
“ Capilla de la Virgen de la Guía
Siglo XV.
Estilo: Su talla data de los años finales del siglo XV. Una copia de esta efigie acompañó a Francisco de Pizarro en la aventura americana”.
A veces los viajes nos regalan emociones inolvidables.
Imágenes, Valentín Orejas







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