El día de San Antón, en Parres, Llanes, se me quedó grabado en la memoria lo recogido en un cartel que, al hilo de la tradicional bendición de los animales y mascotas, rezaba; “Tal como está la situación…la ganadería si que necesita la bendición”.
Entonces, pensé, como supongo que la mayoría de los que nos encontrábamos allí, que también están necesitadas de bendición la pesca, la agricultura, todo el sector primario.
Después, me vino a la cabeza que durante los tres meses de confinamiento por la pandemia, mientras otras ramas de la economía estuvieron paradas o funcionando a medio gas, la pesca siguió trabajando y garantizando el abastecimiento de alimentos a la población.
Y lo hizo sin red, con una carencia absoluta de medidas de protección, ni siquiera disponían de mascarillas, corriendo un alto riesgo de contagio los pescadores de altura y bajura, los trabajadores de las lonjas, los del mercado y venta minorista. Y por si fuera poco, se añadió el cierre de la hostelería, la restauración y la paralización del turismo.
Nos preguntamos: ¿Qué habría ocurrido si, además de la alarma y los problemas sanitarios, no se hubiera podido garantizar el suministro fundamental del pescado?.
No obstante, el haber demostrado su compromiso social en aquellos duros momentos, sumado a que la sociedad recuerde y valore, más que nunca, que la pesca, como todo el sector primario, es esencial, estratégico e imprescindible, no se ha traducido en ningún apoyo y defensa, más al contrario se le castiga con cada vez más exigencias técnicas, sanciones, controles, burocracia, desigualdad de condiciones con terceros países.., en suma sigue recibiendo las peores noticias por parte de los legisladores, las políticas más desfavorables, el abandono y la incertidumbre.
Y esa situación tan disparatada ha llevado a las personas del sector primario a manifestarse en Madrid el próximo domingo, perdiendo una jornada de trabajo o sacrificando su día de descanso, resultando emocionante, no solamente la unidad del Mundo Rural, sino también que en última instancia reclamen respeto a su dignidad, a su patrimonio cultural y forma de vida.
Imagen, Valentín Orejas
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