Cada vez que mi vista tropieza con algunas de esas edificaciones que parecen dar un bofetada al entorno, me acuerdo de José Luis Mijares, hermano de mi abuela.
A mi tío José Luis le quitaba el sueño la destrucción del paisaje de Llanes. Esa preocupación le llevó, junto a otros llaniscos de nacimiento y de adopción, de dentro y de fuera, residentes y emigrantes, a la constitución de una sociedad a la que llamaron “Amigos del Paisaje de Llanes”. El acto fundacional de la misma tuvo lugar el día de San Roque del año 1971 y fue presidida por Alfredo Sánchez Bella, Ministro de Información y Turismo, acompañado de otras personalidades y autoridades.
La Sociedad “Amigos del Paisaje de Llanes”, profética y pionera, fue muy oportuna y ocupó un vacío en un momento en que tanto el Estado, como las demás instituciones, no daban demasiada importancia a las consecuencias que el turismo, que se vislumbraba como la mayor fuente de riqueza de Llanes, tendría sobre la belleza natural, la pureza y el sosiego de nuestra villa y concejo.
Dicha sociedad intentaba alertar sobre la dilapidación de la riqueza paisajista, pretendía arrancar a Llanes de la atonía y de la falta de visión del futuro turístico en que se hallaba.
Mi tío José Luis, cuando la ecología- esa ciencia de la casa, al provenir del griego “oikos”, casa o habitación- era en España casi una desconocida, veía con claridad cuanto necesitamos la Naturaleza. Decía que era nuestra tabla de salvación en el agitado mundo que nos había tocado vivir.
Se me quedó impreso en la memoria su razonamiento de que no podíamos pensar solo en nosotros, sino en los que vendrán después, impidiendo “matar la gallina de los huevos de oro”. En suma, defenestrar el principio que dice: “el que venga atrás que arreé”.
Creo que intentaba explicarme que no somos propietarios, sino usufructuarios, y debemos usar y disfrutar, pero con el cuidado de un buen padre de familia.
Sobre la arquitectura regional contaba que no era un capricho, sino obra del clima, de las costumbres y la tradición. Añadiendo que lo más y lo menos que se le puede pedir a una casa es que se note su presencia. No cabe duda que cada medio tiene su tipo de edificación. También, insistía en que había que poner barreras a los coches.
A su razón de fondo acompañaba su deliciosa forma de expresarse. A mí, me cautivaba y no entendía como a todo el mundo no le ocurría lo mismo, después aprendí que somos propensos a no atender lo que merece la pena, como ayer que salió el arco iris y nadie se detuvo a mirarlo.
Termino estas lineas como empezaba la conferencia que pronunció mi tío en el acto inaugural de la sociedad “Amigos del Paisaje de Llanes”: “Dios estaba de muy humor el día que hizo Llanes. Y me permito agregar que, también, estaba especialmente inspirado y, además, acertó plenamente con los contrates.
Del Libro “La Ilusión de los lunes” (2012)
Imagen, Valentín Orejas
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