La calle Mayor, que no siempre tuvo ese nombre, ya que también se denominó calle Real, en memoria de la estancia de Carlos V y su cortejo, y asimismo calle Mon, en recuerdo del político conservador asturiano Alejandro Mon, estaba cercada por la muralla y se comunicaba con el exterior por pequeños arcos abiertos en la misma.
Dicha calle tenía su inicio en la Puerta de Villa y el final en la Puerta de San Nicolás.
Extramuros de esta última puerta, cuya llave estaba en poder del Mayordomo de la Cofradía de Mareantes, se hallaban los dos edificios más importantes del gremio de pescadores, la capilla de Santa Ana y la casa anexa del Cabildo de San Nicolás.
El derribo de la Puerta de Villa y sus lienzos correspondientes está datado en el año 1888, y fue promovido por dos procuradores síndicos del Ayuntamiento de Llanes, Pedro Sobrino Vega y Ramón de la Fuente Linares, que lo justificaron por razones de utilidad pública y salubridad, así como porque entendían que la muralla no era necesaria pues había ya más población fuera de ella.
Sobre la desaparición de la Puerta de San Nicolás, citamos a Carrera Díaz Ibargüen que dejó escrito:
“Era en tiempo de la Primera República (febrero de 1873 a diciembre de 1874). Nadie quería ser alcalde, por último fue nombrado un individuo, de cuyo nombre no quiero acordarme pero si del sobrenombre, Caldueñín. Este monterilla vivía en la calle Nicolás de Teresa, y al parecer le estorbaba la muralla. La mandó tirar, la muralla se rindió a golpe de piqueta y desapareció uno de los trozos más hermosos de la histórica y asenderada muralla”.
De conformidad con lo anterior, la muralla que cercaba la calle Mayor se mantuvo en pie hasta finales del siglo XIX.
Imagen, Valentín Orejas
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