A través de los siglos, el puerto de Llanes fue objeto de numerosos proyectos de obras, los cuales parece que nunca tendrán fin. Muchos de ellos nunca se llevaron a cabo, otros no se terminaron y los que se ejecutaron, más o menos en su totalidad, resultaron la mayoría tan desacertados que lejos de cumplir las expectativas, dieron lugar, como poco, a decepciones y desesperaciones.
Entre todos aquellos artículos que el semanario “El Oriente de Asturias” dedicó a nuestro puerto y sus proyectos de obras, reproducimos, por significativo, éste del año 1959:
“ Empezaremos por afirmar que el puerto de Llanes era uno de los más importantes de la costa cantábrica hasta hace muy pocos años. Nuestra flota la componían numerosas embarcaciones de distintos calados, entre ellas, que nosotros recordemos, el” Alonso”, los “Santiesteban”, la “llanisca”, los “Don Tomás” (primero y segundo), la “Dolores”, la “Ana María”, la “Concepción”, la “Oliva”, la “Teresa”, el “San Antonio” y otras muchas más que no recordamos, como también los nombres de otras numerosas motoras que existieron, dedicadas a la pesca de bajura. En la época de las costeras de la sardina, del besugo, del bonito y sobre todo de la anchoa y relanzón, arribaban a nuestra ría embarcaciones de los más lejanos puertos: de Ondárroa, Bermeo, Castro Urdiales, Santoña, Laredo, Comillas, San Vicente de la Barquera· y de los muy vecinos de Ribadesella y Lastres, como asimismo de Gijón, Luanco y Candás. Como dato curioso hay que resaltar que algunas de las embarcaciones tenían que ser amarradas a las barandillas de hierro del puente y saltando de una a otra se podía llegar hasta la misma punta de la Osa. Existían fábricas de conservas, de salazones y muchos frescos. Habla más de media docena de camiones de transportes de pescado en rutas continuas para Madrid, Barcelona, Burgos y San Sebastián, entre otras poblaciones españolas. Muchos cientos de familias vivían de la pesca y de su elaboración. Las más importantes playas de pesca del Cantábrico están a escasas millas de nuestro puerto, siendo la más famosa de todas ellas la del Abascal, por la abundancia y riqueza de sus pastos, todas ellas frente a nuestra costa. Hemos de reconocer, como cierto, que nuestro puerto empezó a declinar rápidamente por motivos fundamentales y obligados. Las obras de la prolongación hasta la Osa constituyeron un doloroso fracaso por la colocación de los monolitos fuera de plazo y por la destrucción total de uno de ellos por los temporales. Si esto fue más que grave, más lo fue aún la construcción de esos paseos laterales desde la Rula hasta la Tljerlna y desde el campo del Gato al Malecón, que estrecharon nuestra ría, haciéndola, por su falta de calado, por sus montones de arena, innavegable para muchas de nuestras vaporas, que hubieron de ser vendidas. Esta es la triste historia del puerto de Llanes, ese puerto pesquero orgullo del litoral Cantábrico y seguro refugio de embarcaciones de todos los puertos de la costa. Mas hace ya bastantes años, el ingeniero jefe de Puertos de Asturias, don José María Álvarez Castelao, recogiendo las justas aspiraciones de Llanes, sus angustiosas demandas, se estudió un nuevo proyecto del puerto para Llanes. Consiste éste en la prolongación de la Osa, en la construcción de un contra espigón desde “Peña Preciada” y el dragado interior de la ría. Proyecto cariñosamente acogido por el entonces Ministro de Obras Públicas, Conde de Vallellano, que todos esperábamos su rápida realización. Pero el Señor Conde de Vallellano cesó en su cargo de Ministro y el señor Álvarez Castelao fue trasladado a Madrid y las cosas quedaron como estaban. No perdimos la esperanza en la realización del proyecto del puerto de Llanes del señor Álvarez Castelao, para lo cual hicimos constantes requerimientos al nuevo Ministro de Obras Públicas, el ilustre asturiano don Jorge Vigón, que demostró gran interés en complacernos”.
Esperemos que las próximas y tan necesarias obras que se lleven a cabo en nuestro puerto, lleguen, y nunca mejor dicho, a buen puerto.
Imágenes, Archivo Fernando Suárez Cué y Valentín Orejas
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