Hubo un tiempo, no hace mucho, que España era el segundo consumidor de pescado del mundo, después de Japón.

El año pasado pasamos a estar los cuartos, tras Portugal, nuevo líder mundial por delante de Japón y Noruega.

Y es que según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación desde el año 2010 la compra de pescado se ha reducido un 25%.

No es de recibo que se nos llene la boca hablando de las bondades del pescado como fuente de proteínas, además de vitaminas, minerales y ácidos grasos poliinsaturados, como el omega 3, reivindiquemos la dieta mediterránea y atlántica, presumamos de nuestras cocinas marineras regionales, y por otro lado estigmaticemos la pesca en general, sin matices, como si se tratara solamente de una actividad depredadora.

No podemos olvidar que somos hijos de una cultura en la que el pescado juega un papel primordial en nuestra dieta, por la riqueza y diversidad de antaño de nuestros mares y, también, porque de conformidad con la religión católica había que comer pescado al menos un día a la semana.

Sin embargo, la realidad es que se está reduciendo la presencia del mar en nuestras mesas, resaltando que en los últimos 12 meses el producto alimentario que más descendió fue el pescado, sobre todo el fresco que se redujo un 9%, incrementándose la pasta en un 30%, el pollo un 16% y el vacuno un 15%.

Si bien, existen algunos lugares en España, como el País Vasco y Asturias, donde la ingesta de los productos del mar supera la media estatal de 22,72 kilos por persona y año, alcanzado el 28,69 kilos por persona. Sorprendentemente, es Canarias quien presenta la peor estadística, 16,69 kilos per cápita.También, están por debajo de la media, Baleares, Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía, Madrid, Castilla-La Mancha y Extremadura.

Se argumenta que la causa principal reside en que se ha encarecido, aunque hay que resaltar que esa subida de precios, que se está dando en todos los alimentos, es llamativa en algunas especies de gran demanda, pero hay otras que se vienen manteniendo con un precio asequible, como los magníficos pescados azules, sardinas, bocartes, los mejillones o incluso blancos, como la merluza, la pescadilla, las bacaladas…

Es esencial reivindicar el pescado como alimento saludable frente a otros menos beneficiosos para la salud.

Y, sin duda, se debe empezar por reducir el IVA del pescado del 10% al 4%, como piden, desde hace años, pescadores y armadores.

 

Imagen, Valentín Orejas

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