AÑO 2012, LOS ESTANQUES DEL PASEO

por

BUCEANDO EN “EL ORIENTE DE ASTURIAS”

Desde que se remodeló el Parque de Posada Herrera, convirtiéndolo en un espacio funcional, una suerte de plaza, lo he atravesado en contadas ocasiones. La razón, como se pueden imaginar, es sentimental. Me produce nostalgia los cambios en la fisonomía del lugar, al que llamábamos el Paseo a secas, donde se desarrollaron tantos de mis juegos de infancia.

De aquellas, a mi poco me decían la gran variedad de árboles autóctonos y exóticos, no reparaba en los tejos, laureles, magnolios, aguacates, tuyas, yucas, camelias, castaños, palmeras, ni siquiera en la llamativa y aparasolada catalpa, con sus hojas grandes en forma de corazón, sus flores blancas acampanadas y sus frutos como aflautadas legumbres.

Tampoco me fijaba en los pequeños caminos entrelazados que lo surcaban en todas las direcciones. Asimismo, no tenia conocimiento de que la estatua de Posada Herrera no era la original, pues fue aquella derribada en el año 1937. A mí lo que me gustaba verdaderamente del Paseo, eran los estanques, no por los nenúfares que se arraigaban en el fondo y alzaban sus fragantes y delicadas flores de todos los colores del arco iris, sino lo que me atraía de aquel agua verde eran los renacuajos. Me parecía fascinante que aquellas larvas, que tenían branquias externas y nadaban como peces, se pudieran convertir en ranas, sapos, incluso en salamandras o tritones.

Así que en primavera, cuando los estanques bullían de vida, cogía cabezones- se me ocurre que a lo mejor ahora tal cosa está prohibida-, los metía en un frasco de cristal y los llevaba a casa. Allí los traspasaba a un gran plato hondo, que procuraba alejar del sol, les echaba trocinos de lechuga triturada, les cambiaba el agua,  y contaba los días con la esperanza de que perdieran la cola, les salieran las patas y se asomaran a respirar a la superficie, en suma que se produjera la mágica alteración de forma.

Nunca conseguí, a pesar de los incontables intentos, que alguno de mis renacuajos llegara a transformarse en anfibio, todos pasaban irremediablemente a mejor vida a manera de larvas, y tampoco recuerdo que lo lograra algún amigo con los suyos. La reiterada falta de éxito del experimento me hizo dejar en paz a los renacuajos de los añorados estanques del parque y me llevó a pensar que aquello de la metamorfosis debía ser un cuento chino, tan cuento como el del sapo que con un beso se transformó en príncipe.

Imágen, “El Oriente de Asturias” 

SI TE HA GUSTADO, COMPARTE...
Share

0 comentarios

Deja un comentario

  • LA TINTA DEL CALAMAR.
    Es este, una especie de pigmento oscuro que desprenden todos los cefalópodos, (excepto los “Nautilus” y los “Cirrina”), que se encuentra almacenada en una bolsa alargada que conecta con el ano del animal y, a su vez, con el sifón por donde, finalmente, es expulsada al exterior.  La razón por la que […]
  • LA CURA DEL AGUA SALADA
    A estas alturas del año, y cansada del largo invierno, ansío los días luminosos y cálidos. No es fácil conseguirlos en esta parte del planeta. Los días de nuestras primaveras, además de caprichosos, resultan necios al empeñarse en ser lluviosos. Mi madre solía decir que las gabardinas son para la […]
  • AÑO 1886, ¿SABÉIS A CUÁNTOS CÉNTIMOS DE PESETAS  SE VENDÍA EL KILO DE MERLUZA HACE 139 AÑOS?
    BUCEANDO EN “EL ORIENTE DE ASTURIAS” | AÑO 1886 “Durante estos últimos días ha sido muy abundante el pescado en esta villa, tanto de langosta y agujas como de mero y merluza, vendiéndose ésta última al precio de 25 céntimos de peseta la libra”.    Imagen, Valentín Orejas
  • ¿CÓMO NO SE NOS HABRÁ OCURRIDO ANTES?
    Cuando se encuentra una solución a un problema, siempre nos preguntamos: ¿Cómo no se nos habrá ocurrido antes?. Esa típica reflexión se me ha venido a la cabeza al leer en un artículo de Luis Fernández Trespalacios, que publicó el Oriente de Asturias en 1991, que Alfonso Cimino, el popular […]

  • All
  • "Entre las Olas del Olvido: Comercios y Lugares que la marea del cambio se llevó"
  • "LA FORTUNA QUE VINO DEL MAR"
  • Por: Maiche Perela

Share
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad