En nuestro intento, desde esta sección de Navegantes de la Historia, de reivindicar la memoria de grandes personalidades llaniscas, traemos en esta ocasión a Baltasar Pola, un llanisco que brilló en Hollywood en “los locos años veinte” y cuya vida parece un guión de cine.
El más universal de la saga de los Pola nació en Llanes el 26 de septiembre de 1878, era hijo de Benigno Pola y Ana Cue, y nieto del fundador de la estirpe José Fernández Lorenzo, natural de Sotiello (Pola de Lena), de donde vino el apellido Pola.
Realizó los primeros estudios en el Colegio de la Encarnación. Seguidamente, dada su buena disponibilidad para el estudio, le enviaron a Bayona (Francia), donde durante dos años amplió el bachillerato y perfeccionó el francés.
Su siguiente destino fue Londres, allí cursó la carrera de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, la cual realizó para satisfacer a su tío Manuel Cue, indiano de la Habana y reconocido benefactor de Llanes.
A pesar de su brillante carrera de Ingeniería, la vocación de Baltasar era la literaria, desde que muy joven hiciera sus pinitos editado “la Tijera”, periódico humorístico que se redactaba en la Sociedad de Salvamento de Náufragos llanisca.
Muerto su tío decidió emigrar a México, dedicándose a su profesión privadamente y también en cargos oficiales, como el de Inspector de Ríos y Concesiones. Alternó sus trabajos como Ingeniero con una intensa labor periodística y literaria. Fue director de “El Heraldo de México” y colaborador y articulista en numerosos periódicos, como “El Correo Español”, “Excelsior”, “Universal Gráfico”, “El Nacional”, “Las Novedades”, “Abc”. En ellos solía escribir con seudónimos, como el de Juan Zumbón, Juan del Guruñu, Don Quijote y Tasaron Peneque.
En 1909, se hace cargo de la dirección del periódico “Ribero”, cuya finalidad era la defensa de los llaniscos establecidos en aquel país.
Al mismo tiempo, Baltasar, hombre de hondas convicciones idealistas, se ve mezclado en la Revolución Mejicana, aunque siempre utilizando como arma la palabra, por lo que en 1921, tras veinte años de residencia y trabajo en aquella república, es deportado en penosas condiciones a la frontera con Estados Unidos.
Allí, justamente en el Paso, gracias a un amigo Luis Montes de Oca, Cónsul de México en aquella localidad, se recupera y se gana la vida durante una temporada como profesor de español.
Y como no hay mal que por bien no venga, aquella peripecia de la deportación, le lleva a establecerse en “la meca de los sueños”, Los Ángeles (California), dando un giro en su vida al orientarla al cine.
Colabora como cronista cinematográfico en numerosas publicaciones internacionales y trabaja como guionista de versiones hispanas para varias productoras norteamericanas como la Warner Bros y especialmente Universal Pictures, donde dirigió el departamento de español. La versión del Drácula hispano, de la cual Baltasar fue su guionista, superó al resto de las versiones.
También, fue guionista, entre otras películas, de “El Hombre Malo”, “Los que Danzan”, “En nombre de la amistad”, “Don Juan Diplomático”, “Resurrección”.
En esos años alterna con los grandes de la pantalla, por entonces auténticos mitos, y hasta se llegó a rumorear que tuvo amores con la famosa actriz Gloria Swanson.
En 1933, de la mano de Universal Pictures se traslada a España y fija su residencia en Madrid, y de nuevo impulsado por sus ideales pone su pluma al servicio de “El Socialista”, órgano de información del PSOE. A resultas de esa colaboración es detenido el 11 de abril de 1939 y condenado a muerte.
Consigue que se le conmute la misma y empieza un largo peregrinar por diferentes prisiones españolas, Madrid, Ocaña, Vigo… “Entre rejas” se refugia en la escritura iniciando algunos proyectos como una novela sobre la vida en Hollywood de titulo muy expresivo: “Panal de Mentiras” y compone el poemario “En el umbral de la muerte”, de 27 poemas, la mayoría silvas, versos libres y romance.
Y llegamos a su última peripecia, en septiembre de 1945 burla la libertad condicional consiguiendo llegar a Lisboa, desde donde embarca rumbo a Estados Unidos.
A partir de ese momento, alejado de toda actividad política, disfruta de una pensión del gobierno norteamericano y se incorpora como colaborador a la redacción de “Cine Mundial”.
Tras una vida intensa, este llanisco cosmopolita, bohemio, moderno e idealista y que siempre llevó a Llanes en el corazón, fallece en Venice (Los Ángeles-California) en el año 1964, contaba con 86 años de edad.
Fuentes, “El Oriente de Asturias” y “El Pueblo”
Imágenes, “El Oriente de Asturias”
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