El 3 de junio de 1905, el celoriano Abelardo Sánchez Martínez junto a su esposa Elena Fernández Trespalacios, natural de un pueblo de Laviana, abrieron una confitería a la que llamaron “La Esperanza”, la cual ubicaron en el local que hoy ocupa la Joyería Cuende.
El matrimonio conocía a fondo el negocio, ya que ambos habían trabajado en la prestigiosa confitería “Rato” de Gijón,
Corriendo el año 1910, se trasladaron, ya con el nombre de Abelardo, a un local situado al lado del Café Pinín, donde permanecieron hasta su cierre.
En sus comienzos, se anunciaba en el semanario local como: “ un establecimiento que ofrece al público un completo surtido de confitería fina y pastelería suiza, así como en vinos y licores de toda clase. Chocolates superiores de todos precios, elaborados especialmente para esta casa. Especialidades: Yemas y pastillas de café y leche. Se sirven chocolates a todas horas”.
Catorce años más tarde (1924), se incorporó al negocio su hijo Ricardo, que sería el titular, junto a su esposa Tonina Tamés, hasta 1984.
En ese año, se hizo cargo de la selecta confitería su hijo Gustavo, el cual, junto a su esposa Ana Mari Martín Somohano, la mantuvo abierta hasta el 20 de junio de 2002.
Fueron famosos sus turrones, tocinillos de cielo, pasteles de coco, tartas de almendras, los roscones de Reyes y los caramelos de malvavisco, en cuyos envoltorios se recogían simpáticas rimas, una suerte de pioneros anuncios publicitarios de Llanes, como esta:
“Entre la Guía y San Pedro/forma el mar una ensenada/en ella se encuentra Llanes/costa verde, bella y brava”.
En el libro “Retazos de la Memoria”, editado por “El Oriente de Asturias”, se recoge: “sentía Abelardo orgullo de haber sido creador de la crema pastelera”.
Fuente, “El Oriente de Asturias”
Imágenes, “El Oriente de Asturias” y Valentín Orejas
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