Todo llanisco que se precie de serlo, sabe que la travesía que une la calle Marqués de Canillejas con la Plaza de las Barqueras está dedicada a Pedro Menéndez de Avilés, “El Adelantado de la Florida”.
Y, también, que aquel insigne marino, que reconquistó la Florida, fundó la ciudad de San Agustín, gobernó Cuba, fue azote de piratas y gozó del favor de Carlos I y su hijo Felipe II, da nombre a esa calle de Llanes a consecuencia de que estuvo enterrado durante 17 años (1574-1591) en el interior de nuestra iglesia parroquial.
Igualmente, es sabido que su sepultura provisional en la villa se debió a que el barco que trasladaba su cadáver a Avilés, desde Santander, donde murió cuando se preparaba para zarpar al frente de una gran flota para liberar Amberes, entró de arribada en Llanes para protegerse de una galerna.
Lo que ya no es tan conocido es que un ilustre llanisco acompañaba a Pedro Menéndez de Avilés. Se trataba de Fernando Posada, almirante de una escuadra real de España y que sirvió al rey junto a “El Adelantado”. Era hijo de Juan de Posada “el Viejo” y de María Alonso Díaz de Noriega y se casó con María Rivero Calderón, también de rancia nobleza de Llanes, y fueron padres de cinco hijos a cada cual más ilustre, pues tuvieron desde un alférez mayor perpetuo de Llanes hasta prominentes eclesiásticos.
Empero, lo que no se sabe a ciencia cierta es el lugar de la Iglesia donde el avilesino descansó durante casi 20 años. Aunque ha habido teorías y especulaciones, como la que argumenta que su ataúd, al que Tirso de Avilés describe como de madera matizado en negro y con un letrero dorado, fue depositado en el arcosolio donde hoy se encuentra el Cristo yaciente, seguramente porque en el interior del mismo figura un pequeño relieve de un barco con velas y tripulación.
Al no ser en absoluto experta en alegorías, nada añadiré sobre “la barca del alma”, salvo que la misma aparece en otras iglesias, y que algunos investigadores lo relacionan con Cofradías de Mareantes, rechazando la posibilidad de otorgarles una simbología religiosa, si bien, al estar algunos de ellos integrados en espacios funerarios, otros apuntan a que podría ser un motivo enlazado con “la última travesía del difunto”.
En el Archivo parroquial, solo aparece, al folio 20, del legajo 11, en una relación de cuentas: “Ytem se le cargan cien ducados que dicen mandaron los testamentarios de Pedro Menéndez, Adelantado, para la iglesia, por haber estado sus huesos depositados en ella”; y al folio siguiente, en un inventario de objetos de culto: “un pañuelo negro con la cruz de Santiago que sirvió sobre el sepulcro de Pedro Menéndez, e agora sirve de paño en púlpito”.
De nuestros clásicos, únicamente, que yo sepa, Vicente Pedregal Galguera hace referencia al lugar de enterramiento del Adelantado, al recoger, en “Datos inéditos de Llanes y su Concejo”, que Fernando de Posada poseía el derecho de enterramiento en las tres primeras sepulturas de la Iglesia, gracia que gozaron los Rivero desde tiempo inmemorial, según reza el memorial de su Casa. Siendo también una circunstancia a tener en cuenta que Juan Pérez de Posada, de esa misma casa y familia, era poseedor de la escritura relacionada con el depósito de los restos de Pedro Menéndez.
Basándonos en esas premisas podemos insinuar que tal vez en una de esas tres sepulturas haya reposado “el Adelantado” en Llanes.
Desgraciadamente, no se podrá llegar más lejos en esa investigación, ya que las reformas del pavimento y su cambio de nivel impiden indagar si bajo aquel quedó algún vestigio.
Fuentes:
“El Pueblo”
“Datos inéditos de Llanes y su Concejo” de Vicente Pedregal Galguera
“Archivo Parroquial”
“La Iglesia de Llanes, Arte, Alegoría y Misterio” de Joaquín Montes
Bardo
Imágenes, Valentín Orejas
0 comentarios