Resulta emocionante leer las crónicas que, antes del año 2014, publicaba “El Oriente de Asturias” a propósito de la costera de la xarda, primordial para nuestros pescadores.
Así, recogía el semanario: “La actividad a cargo de marineros y operarios de nuestra rula es frenética, y grande la expectación por parte de curiosos y paseantes. Esa es la mezcla que se respira durante los últimos días en las instalaciones de la Cofradía de Pescadores Santa Ana de Llanes. La flota de Llanes al completo, junto a barcos procedentes de otras localidades próximas a Asturias y Cantabria, se hacen a la mar cada jornada hasta dar con los enormes bancos de xarda, logrando levantar la máxima expectación a la llegada de las lanchas a puerto”.
Ese entusiasmo y regocijo, que transmitía “El Oriente” , se acabó a partir del año 2013, ya que en esa fecha, por intereses políticos, no por protección de la especie, el Ministerio se sacó de la manga “Los Históricos”, repartiendo el cupo adjudicado por Europa por comunidades autónomas, terminando con el principio de que todos los pescadores españoles tienen los mismos derechos y obligaciones, con independencia a la región a la que pertenezcan. De esa manera, se dejó a Asturias con menos del 15 por ciento de la cuota de la xarda, lo que significa una diferencia descomunal con la de los pescadores cántabros y vascos, del 25% y 42 % respectivamente.
Todo ello sin importar el número de barcos, los kilómetros de costa e incluso el hecho de que los vascos rara vez logren completar el cupo asignado.
Para mayor inri, los “democráticos” derechos históricos no se aplican a otras especies como el pixín, del que Asturias va sobrada, no vaya a ser que a los otros pescadores del Cantábrico, como nos pasó a nosotros con la xarda, acaben teniendo una cuota irrisoria de ese otro pescado.
Y, en ese desigual reparto, digo expolio, seguimos…
Imágenes, Valentín Orejas
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