En los años inmediatamente anteriores y posteriores a 1920, las embarcaciones enroladas en nuestro puerto eran traineras de remo, barquillas langosteras, botes y chalanas que apenas se alejaban del puerto. A esta flotilla había que agregar cuatro vaporcitos pesqueros, a los que se llamaban vaporas, porque echaban humo por la chimenea, y en las que era muy codiciado encontrar plaza, ya que además de la costera de primavera y verano y otoño con el bocarte, el bonito y la sardina, también hacían la costera del besugo en invierno.
Fuente, “El Oriente de Asturias”
Imagen, Fernando Suárez Cue
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