En esta ocasión, traigo unas pinceladas sobre uno de nuestros poetas más sugerentes, interesantes y alegres: Emilio Pola Cuesta.
Este llanisco hasta la médula, además de poeta, era filólogo y erudito local. Nació en Llanes el 20 de octubre de 1915, pasó su infancia entre nuestra villa y Luarca, donde su padre ostentó el cargo de director del Banco Herrero, y después de una corta temporada en Oviedo, regresó definitivamente a Llanes.
En 1936, fue premiado su poema “La Palabra del Bosque” en un concurso nacional que organizaba la revista “Blanco Y Negro. Cinco años más tarde se casó, en Poo, con Beatriz Alonso, y se incorporó como funcionario en el Ayuntamiento, actividad que completaba con la enseñanza en el colegio de la Encarnación y colaboraciones en “El Oriente de Asturias”.
Quienes le conocieron, yo no le recuerdo, ya que murió en abril de 1967, dicen que era bueno, sencillo, afable, sobrio, discreto y poco amigo de hablar de si mismo.
A través de las recopilaciones de su obra, tanto en prosa como en verso, sobre todo de la última, “Emilio Pola…y su tiempo”, editada por el decano de la prensa asturiana, se revela que contribuyó al conocimiento de Llanes, sus gentes, su historia, su paisaje, su lengua, su folclore y su gracia, y se percibe que en su horizonte poético estaba Juan Ramón Jiménez, pero también Antonio Machado y Federico García Lorca.
Sus versos, que dialogan con el aire, los arboles, las olas, los astros y saltan desde Toró a la sierra del Cuera, desde la arena a las estrellas, trasmiten sus sueños y llevan a mirar la Naturaleza con más entusiasmo.
En su humildad escribió: “Yo nací para no dejar por el sendero / ni una sombra azul de mi pisada”. Pero se equivocó, de su paso quedó una profunda huella, como lo atestiguan sus versos que cantan con “su voz llanisca” a lo que amaba y comprendía.
Entre ellos, y les aseguro que no me ha sido fácil, elijo el que dedicó a uno de nuestros barrios más marinero y emblemático: San Antón.
“A todo el mundo le gusta
el barrio de San Antón,
nuestro Paseo de Oriente
enfrente del espigón.
Si vas a La Tijerina
ves el fondo pintoresco
de un alegre caserío
con jardincillos y huertos.
¡Ay, que ricos los pescados!
¡Ay, que sazonada pesca
sube al tirón de la caña
al borde de aquellas peñas!
Caminando más allá
te encontrarás con el Faro
que está de pies a cabeza
todo vestido de blanco.
Mirador de planta baja,
aires salobres respira
el tendedero de redes
que bello horizonte brinda.
Calle de los tamarindos,
abierta al mar y a la aurora
con sus chalets.¡Puerto Chico
donde hace encaje la ola!
Ya no hay el mástil semáforo
ni el bramido del bufón
ni la ermita de aquel santo
que tenía al lado un chon.
Mas yo siempre cantaré
al barrio de San Antón,
nuestro Paseo de Oriente
enfrente del espigón.”
Fuente, “El Oriente de Asturias”
Imágenes, Valentín Orejas y “El Oriente de Asturias”
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