ENSEÑANDO UNA NUEVA MEDIDA.

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Si me lo permitís, os voy a contar una historia muy curiosa que me ocurrió cuando, laboralmente hablando, estaba aún en activo, 

Veréis. En uno de mis múltiples viajes de trabajo, tuve que aparecer por “Tremañes” (Gijón), porque ahí teníamos una fábrica, y por motivos logísticos había que preparar la presentación ante una de las mayores fábricas de automóviles del territorio español.

Se efectuaron las diversas reuniones con distintos representantes del sector, y satisfechos por los resultados nos retiramos, con la intención de presentarnos al día siguiente con el fin de felicitar al personal por las magníficas labores realizadas y despedirnos hasta nuestro regreso.

Así lo hicimos, y tras pasar la noche en mi barrio de “Santana” (preferí el ir y venir a la Villa, antes de quedarme por aquellos lares (un blanco en “La Casona”, era un blanco en “La Casona”), nos presentamos en la planta fabril a una hora muy prudencial, poco antes del mediodía.

Y ahí empieza la historia.

Cuando llegamos nos incorporamos a la fiesta de despedida que se le hacía a un técnico alemán, muy joven él, Gerhard Weber, que había estado entre nosotros seis meses, como colaborador en la puesta en marcha de unos baños para recubrimientos metálicos de unas determinadas piezas, y que dada su tarea ya finalizada, regresaba a su país.

La fiesta iba por el mejor de los senderos, cuando el joven pide de la palabra para despedirse y agradecer el trato recibido.

Tras relatarnos sus magníficas experiencias, de agradecer la acogida que entre nosotros tuvo en Asturias, nuestras atenciones, nuestros consejos y cuidados, entra en el más sincero de los agradecimientos, porque entre otras cosas, hay una que le va a causar un verdadero problema cuando regrese a su tierra y quiera aplicar este conocimiento recibido.

“De todas las cosas aprendidas entre vosotros, se encuentra la más exacta, real y no por menos curiosa medida: el “pelín”.

“Es increíble, decía, pues en mi trabajo, tal y como habéis podido comprobar, calculamos las dimensiones de una pieza hasta la exageración (equívoco cero), con el peligro y la incomodidad, de que, si nos equivocamos, tenemos que volver a los cálculos para determinar dónde está el error.

Esto no os ocurre a vosotros pues algunas veces, como he podido comprobar, al ir a colocar una pieza en su conjunto, esta, por el motivo que sea, no se ajusta en su totalidad, y no se acopla.

Pues bien, entonces se llama al técnico (un verdadero manitas) y cuando aparece se le dice: “No monta, hay que quitarle “un pelín”.

El técnico, se acerca a la pieza, la mira, coje una lima, del grano que le interese (el número impreso en la lima significa la cantidad de granitos que hay por centímetro cuadrado), y suavemente, pero con energía le da unas pasadas a la pieza, y milagro la pieza se ajusta perfectamente. Se le ha quitado “el pelín” que sobraba

Es increíble… ¿Cómo lo hacéis, si solo miráis, pero no medís?

Pero es que no queda ahí, nos dice, pues el famoso “pelin”, es elástico, y va en proporción al tamaño de la pieza y su función. He visto “pelines” de 1 milímetro, e inclusive de casi un centímetro, y que, por lo visto, ese le llamáis un “pelo”.

 Además, no es una medida lineal o superficial, pues la usáis como medida volumétrica (suelta un “pelin” de gas, o deja un “pelin” de agua), o como una medida de velocidad, acelera un “pelín”.

Uno de mis momentos preferidos era cuando me daba un paseo por el magnífico puerto pesquero de Gijón, y ahí me encontré con otro momento incomprensible para mi, que fue cuando oí a un pescador decirle a otro, “Larga un “pelín” la estacha, para no quedar colgado”. ¿Largar un “pelin” en un grueso cabo de amarre que tiene 10 m. o 20 m. de longitud?… ¿Cuánto se la larga?… ¿Cómo lo calculáis?   

Para finalizar, hay otra, que creo entender es una medida de superficie, que es el “cacho”. “Dame un “cacho” de red que voy a arreglar este aparejo” Y el compañero le da un “cacho”, y se acabó el problema.

En fin, a ver como consigo yo explicarles a mis compañeros en Alemania, lo que es esta, para mi nueva medida, que aplicáis indiscriminadamente, pero con seriedad, acierto y seguridad: el “pelín”.

“Es ist ein echter Schmerz”

Un abrazo, buena Mar y hasta la vista amigos.

Fernando Suárez Cué

Foto (1) Lima de precisión “carleta” de grano grueso.

Foto (2) Lima “cilíndrica” grano fino.

Foto (3) “Estachas” de amarre.

Foto (4) Encapillando una estacha en el noray para amarrar un buque.

Foto (1) Lima de precisión “carleta” de grano grueso.

Foto (1) Lima de precisión “carleta” de grano grueso.

 

Foto (2) Lima cilíndrica grano fino

Foto (2) Lima cilíndrica grano fino

 

Foto (3) “Estachas” de amarre.

Foto (3) “Estachas” de amarre.

 

Foto (4) Encapillando una estacha en el noray para amarrar un buque.

Foto (4) Encapillando una estacha en el noray para amarrar un buque.

 

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