Ya hemos escrito que las gentes del Cueto vivían de su trabajo. Solo lo abandonaban por completo al llegar el 7 de septiembre para festejar la Guía. Al mediodía y al oír las notas del gaitero Candolías, que llegaba desde la Borbolla, donde residía, las tejedoras salían de los telares dejando sus trabajos para bailar, sin quitarse los mandiles de cuero, cubiertos por la pelusa de la lana que se desprendía.
A las doce comenzaba la salva, que disparaba el celebre “Cachucha”, que se colocaba en un saliente de la ribera y del que tomó el nombre el Morru.
El día ocho, la misa solemne y la procesión alrededor de la Capilla. La danza de arcos, baile y romería en la tarde, terminando con la danza prima que bajaba desde la capilla hasta el Cuetu, seguida de verbena.
Se celebraban también otras fiestas.
Así, la víspera de San Juan, por la noche, los jóvenes del barrio adornaban con flores las ventanas y corredores. El día de San Juan, por la tarde, se plantaba hoguera, se formaban unos dobles coros y cogidos de la mano caminaban lentamente en dos direcciones, cantando:
“Quien rodeara este hoguera,
buen San Juan verde la venga
y buena Pascua Florida
y buena Florida Pascua”
La víspera de San Fernando se enramaban las fuentes y se cantaba:
“San Fernando, rey de España,
los claveles por el agua…”
Fuente e imagen, “El Oriente de Asturias”
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