Francisco Herrero, al que se conocía como “Tisto”, nació el 18 de noviembre de 1929 en el emblemático barrio de la Moría.
Estudió en la escuela pública, pero dejó pronto los estudios, ya que con muy pocos años, siguiendo la tradición familiar, comenzó a ir a la mar.
Durante la Guerra Civil, junto a sus hermanas, y mientras su hermano mayor combatía en el frente, se vio obligado a repatriarse al sur de Francia. Partieron para el país vecino en un barco de carga galo, el cual, tras tres días de travesía, llegó a Burdeos.
Año y medio después, “Tisto” regresó y retomó su trabajo en la mar, pero se presenta complicado, ya que solamente quedaban dos fábricas conserveras y se ganaba muy poco.
A la edad de 23 años, contrajo matrimonio con Francisca González Sordo, que tenía 19.
Los primeros años de casados vivieron en la casa del Fuerte, en la Moría, con Magdalena, tía de “Tisto”, que fue para él como una segunda madre.
Allí, nacieron sus 4 hijos mayores, Fifi, Javier, Lolo y Toño, la pequeña, Luisa Mari, vino al mundo en el Barrio Bustillo.
Tisto y Paquita compartían la carga de mantener a la familia, él saliendo a pescar y ella, vendiendo el pescado capturado.
Con su buen amigo “Machi” participó en la propiedad de tres lanchas, “Corazón de María”, “Sisina” y “la Guía”.
Una de las especies más lucrativas para “Tisto”, además de la langosta, fue el percebe, actividad muy peligrosa que casi le hace perder la vida, pues en una ocasión cayó al agua sumergiéndose en un profundo pozo, del que logró salir sano y salvo.
Una vez disuelta la sociedad con “Machi”, compró “Cinco Hermanos García”, a la que siguió “Luisa Mari” y “El Abascal”, su gran adquisición. Se trataba de un barco de 50 toneladas que por su calado no cabía en el puerto de Llanes y tenía que amarrar en Ribadesella. Realizó con él grandes travesías, siendo algunos de sus destinos Las Azores y la costa francesa.
Una lesión de columna le obligó a jubilarse a los 55 años, lo que le causó una gran pena. Entonces, se dedicó a armar aparejos.
Sin embargo, unos años después de su jubilación, decidió, en contra de los consejos de médicos y familiares, realizar una última travesía a Las Azores. A la vuelta, a la altura de Avilés, “El Abascal” tuvo que atracar, debido a los dolores de nuestro protagonista.
En el año 1999, se le otorgó el título de Marinero Mayor, galardón que recogió uno de sus hijos. Su esposa, Paquita, en el año 2001, también fue homenajeada por su labor como vendedora de pescado.
Solía decir que “vale más morir en la mar que abandonarla” y que “todo se lo enseñó la mar, la luna y las estrellas”.Su hijo Lolo, siguió la tradición familiar y, también, su nieto Daniel.
Murió el 10 de enero de 2012.
Imágenes, álbum de la familia Herrero-González
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