En el primer ejemplar del año 1895, “El Oriente de Asturias” recogía con inquietud que frecuentemente se veía a los lados de la ría niños de pocos años sin que nadie les cuidara.
Desgraciadamente, no era para menos aquella preocupación, ya que basta con leer algunos números más del semanario para encontrarse con noticias como las siguientes:
“El miércoles último, en ocasión en que una niña se hallaba jugando con otras compañeras en el sitio de Entre Muelles, se cayó al agua, llevando consigo una silla con que jugaba y a la que se asió sosteniéndola hasta que la prestaron auxilio. Los primeros que se presentaron fueron don Francisco Herrero y un guardía civil que cruzó a nado la ría, salvando a la pobre niña de una muerte cierta”.
“En la mañana del martes último se cayó un niño de pocos años del muelle de las Barqueras en ocasión en que se hallaba la marea baja, causándose varias heridas en la cabeza, que, al parecer, no revisten gravedad alguna. Recogido por unos muchachos fue conducido a la botica donde se le aplicaron los remedios aconsejados por la ciencia”.
“En la tarde de ayer y cuando la marea se hallaba próxima a la pleamar cayó al agua un muchacho como de diez años entre unas lanchas que se hallaban en el punto denominado la “Ramblina”, siendo auxiliado en el acto por el joven marinero don Marcelo Estrada que se hallaba en aquel sitio, y que se lanzó al agua tan pronto como observó el peligro que el niño corría, sacándole a nado y librándole de la muerte, que hubiera sido inevitable, sin su oportuna intervención.
Aplaudimos la decisión y arrojo del joven don Marcelo Estrada que ha merecido de todos los que presenciaron el suceso los más entusiastas elogios por acto tan humanitario.”
Imagen, Archivo Fernando Suárez Cue
0 comentarios