Jesús Batalla, de tantos afectos en Llanes, nació en la Villa en el seno de una familia más que numerosa, ya que sus padres, Ramón Batalla Bustillo y Esperanza Díaz Haces, tuvieron 22 hijos.
Ramón, conocido popularmente como “Camará”, fue un marinero de casta, era nieto de Ángela Ruenes, acreditada partera, y de otro gran lobo de mar, Martín Bustillo Santiesteban.
Jesús, ya de muy crío, se curtió pateando los pueblos para vender pescado, sobre todo chicharro, que a veces permutaba por productos agrícolas.
A los dieciséis años, como no podía ser de otra manera, empezó a salir a la mar, primero en la lancha “Fede” y luego en “Villa de Llanes”.
El servicio militar le tocó en el Ferrol, donde nuestro polifacético personaje descubrió, al presentarse voluntario, su habilidad para las labores de camarero. Y, así, se convirtió, junto a su hermano Guti y Pepín, “el Zapateru”, en un clásico e imprescindible de las bodas y comuniones en hoteles de Llanes y Ribadesella, y en grandes celebraciones familiares.
En 1960, probó suerte con la emigración y estuvo casi una década en Stuttgart, con el paréntesis de su regreso a Llanes para contraer matrimonio en el año 1962 con Elena Llorente. La boda, de la que se hizo eco “El Oriente de Asturias” con un amplio reportaje, se celebró el 10 de septiembre en la ermita de la Virgen de Guía, y después los numerosos invitados fueron obsequiados con un espléndido banquete nupcial en el Hostal de la Costa Verde de Barro, localidad de origen de la novia.
Al regresar definitivamente a Llanes, trabajó de camarero, también en la construcción y se hizo con un bote, que le construyó Santiago Fuentecilla, nuestro último carpintero de ribera, al que llamó “22 hermanos”. En el mismo, iba a pescar xuglas, calamares y al ocle.
Es padre de dos hijos, Jesús y José María, y una hija que tiene el mismo nombre que su esposa, Elena.
En la actualidad, él y Samuel Batalla son dos de los pilares de la celebración de las entrañables Fiestas de Santa Ana, para cuyo esplendor no les duelen prendas.
Imágenes, Valentín Orejas
Un testimonio de vida impresionante. He visto a Jesús en un vídeo en el que comenta cosas de su vida. Me ha parecido una persona elegantísima, en sus formas y en su sencillez. Una suerte para cualquier ciudad contar con vecinos de esta talla.