En una elevación rocosa del Paseo de San Pedro, se alza lo que queda de una atalaya, que lejos de su antigua misión de avistar ballenas y velas vinkingas o inglesas, es hoy, además de un espectacular mirador que permite alargar la vista sobre el océano hasta el horizonte, un inigualable lugar para sosegar el ánimo y ver caer la tarde.
¡Y qué más se puede pedir!
Maiche Perela Beaumont
Fotografía: Valentín Orejas
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Una vez, enseñándole la antigua Barra a un amigo que vino a visitarme, al final me confesó que se había mareado mirando la Mar, aunque eran consciente que se encontraba en tierra, y no sobre la cubierta de un barco.
Pues bien Perela, no hace muchos años, me acompañaron para pasar unos días conmigo en la Villa, unos amigos de Barcelona. Me esforcé en ser un buen anfitrión, enseñándoles todo lo que pude de este nuestro Oriente de Asturias, tocante a paisaje, cultura y gastronomía, y para rematar, darles una vueltina por el Paseo de San Pedro, en uno de esos atardeces que solo se pueden contemplar allí, y no siempre.
Cuando regresábamos hacia casa, uno de ellos me dijo. “Fernando, he padecido el “Síndrome de Stendhal”, a lo que solamente pude contestarle… ¡No me extraña!
Para los que quieran refrescar la memoria, “El Síndrome de Stendhal», también denominado “Síndrome de Florencia” o “Strés del viajero”, es una enfermedad psicosomática que causa un elevado ritmo cardíaco, vértigo, confusión, temblor, y palpitaciones, cuando el individuo es expuesto a obras de arte, o espacios de la Naturaleza, especialmente cuando estos son particularmente bellos y espectaculares
Se denomina así por el famoso autor francés del siglo XIX, “Stendhal” (seudónimo de Henri-Marie Beyle), quien dio una primera descripción detallada del fenómeno que experimentó en 1817 en su visita a la basílica de la “Santa Croce” (Santa Cruz). en Florencia, Italia,
Saludos