Sobre la cueva de San Antón existió una pintoresca capilla, dedicada al santo del mismo nombre del barrio, que tenía un altar barroco-rococó sin dorar.
Según la leyenda, en la la capilla de San Antón Abad, el de la mar, que desapareció durante la guerra civil al convertirse en un refugio, se depositó la imagen de la Virgen de Guía cuando fue hallada en la mar. También, cuentan que cada 17 de enero era tradicional ofrecer a San Antón panojas de maíz y besar la parte posterior de un gochín de madera muy oscura que figuraba a los pies del santo, que la encargada de recibir las limosnas presentaba a los niños.
En la actualidad aquel San Antón y su cerdito se encuentran en el retablo de la Trinidad de nuestra Basílica.
Maiche Perela Beaumont
Imagen, lámina del libro “Hemeroteca”, editado por “El Oriente de Asturias”
San Antonio, también conocido como San Antón Abad (“Abad” quiere decir padre), al que la tradición también le llama “el Grande», pues vivió hasta los 105 años, tiene en su leyenda el determinarlo como el protector de los animales.
En casi todas las religiones se presente el ayuno como un acto ascético, una renuncia voluntaria que pone a prueba la voluntad personal imponiendo su propia disciplina espiritual, por lo que entre los católicos se determinó como abstinencia el en no comer carne.
Parece ser, que en esa época los únicos que tenían podían normalmente alimentarse de carne eran los nobles, y para evitar en lo posible sus excesos durante la Cuaresma, la Iglesia Católica implantó el ayuno cuaresmal con el fin de paliar esos efectos.
Claro que esto dicho es una opinión muy personal, sin otro tipo de connotaciones.
Ahora bien, partiendo de la base que en esos tiempos era imprescindible el consumo de proteína animal, se suavizará la ley del ayuno, determinando que los peces no eran animales impuros y, por lo tanto se podía consumir su carne sin caer en pecado., por lo que San Antón, es considerado también el protector de todos los animales de la Mar, y por ende protector, en algunos lugares, de todos aquellos que se dedicaban a sus capturas (pescadores) para su manutención. Ahora bien, es necesario aclarar, que como en la vida de otros muchos santos, se mezcla la realidad con la leyenda, dando paso a unas tradiciones que, más que ciertas, se basan en el deseo de sus devotos de que lo fueran.
Sería bastante largo el relacionar todas las localidades costeras, en las que aparece la devoción a San Antón entre las gentes de la Mar, como la capilla de San Antonio de Bergantiños en Malpica o como también la de Santo Antón de Corveiro, ambas en la provincia de La Coruña (Galicia)
También está dedicada a San Antonio Abad, la ermita de su nombre conocida coloquialmente como “La Capelleta”, en la localidad Benissanet, en Tarragona, entre otras muchas dedicadas a este Santo en todo nuestro perfil costero.
Para nosotros los llaniscos, la que está situada en primera posición, es la capilla de San Antón Abad, San Antón “el de la Mar” (como lo nombra nuestra docta convecina Maiche perela Beaumont), que situada en el barrio al que dio nombre, y sobre la cueva su mismo apelativo, se cree fundada en 1690 por Dn. Antonio Fernández Colsa, aunque algunos autores dicen que solo fue su restaurador, pues según la tradición en ella fue depositada la Virgen de Guía cuando fue hallada en la Mar. Corría el año 1515
Desaparecida tras la Guerra Civil, pues fue convertida en refugio, depósito de armas y polvorín para después ser demolida tras la contienda. (Circa 1920).
Me ha encantado. Muy interesante. Gracias