Por Guillermo Fernández Buergo
En nombre del pueblo de Llanes, en los primeros días del mes de febrero de 1923, se van a cumplir cien años, el vecino de a pie Manuel García franqueó una carta dirigida a Francisco Javier Jiménez de la Puente, conde de Santa Engracia, urgiéndole a que reparara una casa que poseía frente a la ría por varias razones entre las que enumeraba seis.
 
1).- Para embellecer la población que bien lo necesita.
2).- Por humanidad, porque se hunde por momentos y puede acarrear desgracias.
3).- Por negocio, porque nada produce y luego dará su correspondiente interés al capital empleado.
4).- Por el bien de los obreros, que tendrán trabajo.
5).- Por el vecindario, que tendrá una casa más donde cobijarse.
6).- Por nobleza, porque hay que demostrar con buenas obras que se merece la grandeza que se ostenta.
 
Se despedía Manuel expresándole al citado conde que «como todos los llaniscos estamos incluidos en alguna o en varias razones expuestas, todo el pueblo bendecirá su nombre si se digna a atender estas indicaciones».
 
El conde de Santa Engracia en esa fecha era Francisco Javier Jiménez de la Puente, nacido en Madrid (5 de octubre de 1883) y fallecido en Madrid (23 de agosto de 1936), a la edad de 52 años. Este conde de Santa Engracia nada tenía que ver con Llanes, más allá de haberse casado con Fernanda Mendoza y Dosal, familia de Francisco Mendoza Cortina, nacido en Pendueles y primer conde de Mendoza Cortina. Así que las propiedades de la ría llegarían por coyunda con los Mendoza Cortina. Vamos a cerrar con un breve repaso a la vida de a estos dos nobles que tenían mucha plata y las casas cayendo.
Francisco Mendoza Cortina había nacido en la localidad llanisca de Pendueles. Estudió, lo que haya estudiado, en las universidades de Oviedo y Valladolid. En 1835, contaba 20 años, emigró a México y regresó en 1850 convertido en un opulento indiano. Fue tres veces diputado a Cortes y senador vitalicio. Se le concedió el título en 1876. Regresó de América con una fortuna inmensa y en Pendueles construyó las escuelas, fundó una biblioteca, anticipó dinero para abrir carreteras y costeó el cementerio.
 
El título nobiliario de Santa Engracia, que lleva aparejada Grandeza de España, es de 1873, cuando reinaba Amadeo de Saboya. La primera en ostentar el título fue María del Carmen de Cuadras Romero Alonso y Carrasquilla.
Hoy tocó viajar en el tiempo. Las casas de la ría se encuentran ahora en aceptable y buen estado. Saludos cordiales.
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