El puerto de Niembro fue muy importante en cuanto a la captura de centollos, langostas y bogavantes, llegando a tener más de una docena de embarcaciones tripuladas por buenos pescadores como los Hermanos Sustacha, Murúa, Bilbao, Llorente…
Contaba Luis Fernández Trespalacios, en “El Oriente de Asturias”, que José María Sustacha pescaba en una temporada, sin contar los centollos y bogavantes, alrededor de 1.800 langostas.
Usaban métodos tradicionales y selectivos, como las nasas que fabricaban durante el invierno para tenerlas listas en el verano que era cuando se abría la veda.
Las elaboraban con varas de avellano o castaño, las cuales se cortaban cuando la luna se encontraba en cuarto menguante por ser más manejables. Los fondos se hacían con las más gruesas, que trenzaban con madera de parra. Las varas se doblaban sobre un aro de madera separado del fondo y se las hacía coincidir en el centro donde se ponía la boca, dejando entre ellas un espacio de unos cuatro centímetros para que pudieran salir los ejemplares pequeños. También, había nasas de dos bocas, colocadas una en cada esquina.
Los pescadores de Niembro al cerrarse la costera de la langosta se enrolaban en embarcaciones llaniscas, a donde acudían, antes del amanecer, generalmente andando, teniendo que volver a menudo porque el mal tiempo impedía ir a la mar.
Para las mujeres de aquel puerto llanisco también fueron tiempos muy duros, y como ejemplo Ramona Gutiérrez, viuda de Murúa, que con una edad avanzada salía de Llanes con una carga de pescado que no bajaba de 30 kilos.
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